Cuatro días
Juan Manuel Camargo
Paradójicamente, se le atribuye a Henry Ford, el clásico gurú de la producción en masa, haber implantado en 1926 el límite de 40 horas de trabajo a la semana, con cinco días hábiles, sin disminución de salario. Previamente, en 1914, Ford había doblado el salario mínimo acostumbrado en la industria. Se dice que no lo hizo por la bondad de su corazón, sino por el cálculo de que los trabajadores debían tener tiempo y dinero suficiente para consumir todo tipo de productos, incluyendo automóviles, pero ese no es motivo para criticarlo; el punto es que favoreció a trabajadores de casi todo el mundo. Aproximadamente por la misma época, la Unión Soviética implantó la jornada de seis días hábiles a la semana.
La idea de reducir la jornada laboral a cuatro días a la semana, o 32 horas, lleva rondando ya bastante tiempo y ha sido propuesta e incluso probada en varios países. Ha habido ensayos, por ejemplo, en Islandia, Escocia, Irlanda, Bélgica y, recientemente, en el Reino Unido. También hay situaciones consolidadas. El año pasado, Lituania aprobó una ley para que los empleados del sector público con hijos menores de tres años puedan trabajar 32 horas a la semana, sin ninguna reducción en su salario. También en 2022, los Emiratos Árabes Unidos cambiaron (para trabajadores públicos) la tradicional semana laboral de domingo a jueves por una nueva jornada de lunes a jueves, con un medio día flexible el viernes, para que las personas puedan cumplir con deberes religiosos que normalmente se realizan al mediodía del viernes. Un caso algo distinto, pero digno de mención, es el de Francia, con su jornada de 35 horas a la semana y cinco semanas de vacaciones al año. Lo más interesante es que la productividad promedio del empleado francés es bastante alta, incluso superior a la alemana y cercana a la de EE UU.
El ensayo que acaba de terminar en el Reino Unido duró seis meses y en él participaron 61 compañías, 56 de ellas han declarado que van a extender el término de la prueba piloto y 18 han anunciado que adoptarán permanentemente una semana laboral de solo cuatro días. La población de trabajadores involucrados fue de unos 2.900 empleados. Según The Guardian, el 39 % de los trabajadores dijo estar menos estresado que antes, el 40 % aseguró dormir mejor, el 54 % dijo que era más fácil equilibrar el trabajo y las responsabilidades del hogar, el número de días de baja por enfermedad se redujo en aproximadamente dos tercios y un 57 % menos de personal abandonó las empresas participantes, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Más importante aún, una abrumadora mayoría de los empleados se declaró a favor de la medida y las empresas no apreciaron una reducción de la productividad.
En Colombia, resalta el ejemplo del Grupo Hada, que ha implantado la jornada de cuatro días y reporta excelentes resultados, no solo en clima laboral sino en productividad. ¿Qué se necesita para que esa práctica se extienda a todas las compañías? Lo más probable es que se imponga de hecho y luego la siga la legislación. Valdría la pena que se impulsara un ensayo de estos en nuestro país.
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