SIDH y libertad religiosa: los riesgos de un silencio histórico
Juana Acosta-López
Profesora asociada de la Universidad de la Sabana
Miembro del Comité Asesor de ICON-S Colombia
Ana María Idárraga
Coordinadora de la Línea de Libertades y Pluralismo
Clínica Jurídica de la Universidad de la Sabana
Aunque la libertad religiosa es un derecho protegido por la Convención Americana sobre Derechos Humanos y su relevancia normativa en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH) no esté en duda, lo cierto es que es un derecho que ha sido poco desarrollado por la doctrina y la jurisprudencia de la Comisión (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La poca prioridad que el SIDH ha dado históricamente a este derecho se evidencia no solo en esta falta de desarrollos más profundos en las peticiones y casos, sino en la ausencia de una relatoría que esté dedicada a la protección de este derecho y en el silencio que este tema ha tenido por décadas en los periodos de sesiones de la CIDH, tanto en relación con audiencias temáticas como de casos y peticiones. De hecho, en el formato de solicitud de audiencias temáticas dispuesto por la CIDH para el próximo periodo de sesiones –185–, este no es un derecho que aparecía en el listado de temas.
Este mutismo frente a un tema tan importante puede tener distintas causas, tales como la poca prioridad política que tiene para los órganos regionales y la falta de apoyo y financiación a las organizaciones que se dedican a la protección del derecho. Y sea cual sea la causa, este silencio contrasta con distintos hechos que han venido ocurriendo en varios países de la región y que exigen elevar el nivel de la discusión, el debate público y la protección nacional e internacional de la libertad religiosa.
Tal vez, uno de los ejemplos más notorios en la historia reciente en la región es la crisis de la libertad religiosa en Nicaragua, en donde se ha ordenado el cierre de órdenes religiosas, de medios de comunicación con contenido religioso y se ha atacado directamente a líderes religiosos. Recientemente, la CIDH rechazó estos hechos en Nicaragua. No obstante, este grave escenario no es el único. La delincuencia organizada y los conflictos armados en la región han tenido un impacto importante en la libertad religiosa, como se relata en una reciente solicitud de audiencia temática. En México, se han asesinado, al menos, a 34 sacerdotes que se oponen al dominio en los territorios por ciertos grupos armados no estatales; en Honduras y El Salvador, las pandillas realizan un control sobre las actividades ministeriales de los distintos líderes religiosos, y en Haití se ha presentado una serie de robos, extorsiones y secuestros a líderes religiosos.
Esta misma situación de alerta se vio reflejada en el Informe de Hallazgos y Recomendaciones de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en Colombia. A pesar de que el informe dio cuenta de múltiples hechos graves relacionados con la violación del derecho a la libertad religiosa en el marco del conflicto armado –asesinatos de líderes religiosos, ataques directos a bienes destinados a culto, estigmatización de comunidades religiosas–, y dio cuenta de la relevancia del ejercicio de esta libertad en los procesos de duelo de algunas víctimas, lo cierto es que ninguna de las recomendaciones del informe estuvo directamente relacionada con la garantía concreta de este derecho. Por ello, llamamos la atención para que, en el marco del seguimiento y diálogo sobre el informe, se pongan en marcha por el nuevo Gobierno acciones concretas para proteger este derecho, y reconocer el importante rol de las comunidades religiosas en la construcción de paz.
En el mismo sentido, el SIDH puede potencializar la garantía del derecho a la libertad religiosa por medio de acciones concretas, por ejemplo, creando mecanismos como una relatoría especial o garantizando espacios para que la libertad religiosa tenga la prioridad que merece en la región. Este mes se conmemora el día de las víctimas de actos de violencia basados en la religión y las creencias: es una oportunidad para reflexionar sobre las acciones para prevenir, investigar, juzgar y sancionar este tipo de hechos que se presentan recurrentemente en Latinoamérica. En una región tan diversa y plural, la garantía de la libertad religiosa es básica para la promoción de la paz y la igualdad, por lo que no hay verdadero respeto por el pluralismo sin un efectivo respeto por la libertad religiosa. El silencio no puede seguir siendo la respuesta ante terribles hechos de violencia basada en las creencias. Por ello, corresponde alzar nuestra voz en nombre de esta libertad fundamental.
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