No matarás
Juan Manuel Camargo G.
“No matarás” es uno de los 10 mandamientos de la religión católica; sin embargo, la historia que narra la Biblia es, cuando menos, problemática.
Según el Éxodo, Moisés subió al monte Sinaí y allí su dios le reveló los 10 mandamientos al igual que otras leyes; un par de estas dicen: “El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá”; “El que hiriere a su padre o a su madre, morirá”.
Cuando Moisés bajó del monte descubrió que su pueblo se había entregado al culto de un ídolo, un becerro de oro hecho por Aarón, el hermano de Moisés.
En su furia, Moisés rompió las tablas hechas por el propio dios y convocó a los que estaban por Jehová. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví, a los cuales les comunicó que Jehová, el dios de Israel, ordenaba que cada uno matara a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. “Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres”.
Hasta ese punto está grabado en el ser humano el impulso de matar a sus congéneres.
Es difícil defender la idea de que ninguna persona mate a ninguna otra jamás. Es una idea sencilla, aparentemente razonable, pero que la mayoría de la gente encuentra demasiado radical. Cualquiera que lea esto estará pensando (así sea subconscientemente): “seguramente que hay casos en los que se debe matar”. Y se le ocurrirán varios ejemplos: en defensa propia, en la guerra, como castigo a ciertos crímenes. No es del caso discutir la validez de estos ejemplos, sino resaltar que, tal como sucede en la Biblia, la regla de “no matarás” siempre viene aparejada con excepciones. De hecho, las excepciones nos vienen a la mente con más rapidez que la regla. Es fácil encontrar razones para matar en ciertos casos. Es muy difícil encontrar razones para no matar nunca, en ningún caso.
En 2002, el politólogo Glenn D. Paige escribió un libro poco conocido cuyo título se puede traducir al español como: Ciencia política global de no matar(Nonkilling Global Political Science). Su propósito es, justamente, defender la idea de que la humanidad es capaz de llegar a un nivel de desarrollo en que nadie mate a nadie, por ningún motivo. Su sustentación es completa y compleja, pero de ella se pueden extractar algunas ideas demostrativas:
- Empecemos por un hecho irrefutable: la inmensa mayoría de humanos no ha matado nunca. Paige calcula que, como máximo, en la historia de la humanidad, los asesinos (incluyendo soldados en guerra) no superan el 1 % de la población.
- Todas las religiones y la tradición humanista incluyen preceptos orientados a prohibir matar.
- La biología ha concluido que los animales (no solo los seres humanos) son capaces de no matar y prefieren no matar.
- La neurociencia prueba que, prácticamente, todos los seres humanos tienen una repulsión instintiva a matar.
- Hay documentadas varias sociedades que en la vida real no registran homicidios.
La obra da cuenta de varias encuestas informales que, en su mayoría, confirman que las personas, en general, creen que es imposible una sociedad en la que no se mate a nadie nunca. Sin embargo, hay excepciones, notablemente algunas de ellas en Colombia. En particular, en 1998 6 de 22 sicarios de Medellín respondieron que sí creían que una sociedad sin asesinatos era posible. Y quizás la respuesta más esperanzadora la dio un profesor de educación japonés: “No es posible, pero es posible que se vuelva posible”.
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