El dólar como “petrodivisa”
Daniel Raisbeck
Al subir el precio del petróleo, solía debilitarse el dólar estadounidense, mientras se fortalecían las denominadas “petrodivisas”, como el dólar canadiense, el rublo ruso y la corona noruega. Como explica la página web babypips.com, dirigida a los comerciantes de divisas, dado que EE UU era, históricamente, un importador neto de petróleo, cualquier auge en los precios de dicha materia prima –denominada globalmente en dólares– implicaba un mayor flujo de la moneda global de reserva hacia el exterior.
Todo cambió con la revolución del fracking, la cual comenzó en 1998, con el desarrollo de una nueva técnica en Texas para extraer gas natural de la roca sedimentaria con el uso de una mezcla de agua y arena. El método se aplicó también a la extracción del petróleo. En diciembre del 2018, el diario The Wall Street Journal anunció que, gracias al fracking, EE UU se había convertido en un exportador neto de petróleo por primera vez en décadas. Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos, dicho país fue el mayor productor global de petróleo en el 2020, al extraer más de 18 millones de barriles de crudo diarios, superando de lejos a Arabia Saudita (10,8 millones), Rusia (10,5 millones) y Canadá (5 millones).
EE UU no solo le arrebató a Arabia Saudita el primer puesto en la liga de grandes productores de petróleo, sino también el poder de ser el productor determinante de los precios globales según sus propios niveles de extracción. Esto significa que, en términos cambiarios, la relación entre el petróleo y el dólar ya no es la misma de antes, cuando el petróleo caro fortalecía a las petrodivisas a costa del dólar. En los últimos años, el dólar ha demostrado las características de una petrodivisa al fortalecerse con el encarecimiento del petróleo.
Las consecuencias para los países del mundo subdesarrollado que, en alguna medida, dependen de la exportación de petróleo no son de poca monta. Anteriormente, los periodos de depreciación monetaria por causa de un dólar fuerte solían coincidir con puntos bajos en el ciclo del crudo; siempre existía la expectativa de una apreciación de la moneda local frente al dólar, una vez se recuperara el precio del petróleo. Desde que EE UU se convirtió en una superpotencia petrolera, sin embargo, países como Nigeria, Argelia y Colombia enfrentan lo peor de ambos mundos: una fuerte depreciación con cualquier desplome del petróleo, con poca o ninguna recuperación cambiaria con un nuevo auge del crudo.
Un país emergente y exportador de petróleo que no enfrenta dicho problema es Ecuador: al estar dolarizado, el poder de compra de sus habitantes se mantiene intacto en términos de la moneda global de reserva sin importar los vaivenes del ciclo de materias primas. Esto ayuda a explicar por qué el 89 % de los ecuatorianos apoyó la dolarización en una encuesta de diciembre del 2020; en el año 2000, cuando aún se debatía la dolarización y sus contrincantes esgrimían los usuales argumentos de la importancia de la “soberanía monetaria”, un 69 % se oponía a adoptar el dólar.
Como argumenta Steve Hanke, profesor de economía de la Universidad Johns Hopkins, la mayoría de los países del mundo no se benefician con mantener una moneda propia. Dado que la depreciación no es más que una inflación importada, en realidad les conviene adoptar una moneda fuerte y estable o, como alternativa, fijar la divisa local a una fuerte y mantener amplias reservas de esta como ancla. Los bancos centrales, agrega Hanke, serían más útiles como museos. En el caso de Colombia, el país cuenta con la fortuna de que, durante décadas, el emisor ha tenido una muy exitosa gestión cultural.
Algunas nuevas oportunidades en otro país me alejarán de estas páginas a partir del 2022. No es fácil expresar el agrado que me ha traído el escribir la columna de Mirada Global durante los últimos ocho años. He tenido la oportunidad de interactuar con varios lectores de Ámbito Jurídico, a quienes les agradezco enormemente por sus apreciaciones, comentarios y críticas. Y cómo no agradecerle también a un equipo editorial que ha mantenido un altísimo rigor en medio del declive de los medios de comunicación. A toda la comunidad de Legis: sinceramente, gracias.
Nota del editor:
Apreciado Daniel, reciba en nombre del Consejo Editorial y del equipo de ÁMBITO JURÍDICO un inmenso agradecimiento por las contribuciones que durante ocho años realizó en la sección Mirada Global. Con suficiencia intelectual y pedagógica, se han cumplido los objetivos cuando se creó este espacio en el periódico: analizar los acontecimientos mundiales más importantes de interés para todos los profesionales, especialmente para los abogados. Solo nos resta desearle lo mejor a usted y a su familia en sus nuevos retos profesionales y en su vida personal.
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