Curiosidades y…
Zoológico de dioses
Antonio Vélez
Son numerosos los pueblos que en algún momento de su historia consideraron sagrados a ciertos animales: creían ingenuamente que algunos de ellos portaban algo de dioses, aunque no lo pareciesen. En consecuencia, los cielos fueron convertidos en zoológicos. Y no debe extrañarnos, entonces, que a dichos animales se los adorara como a dioses, lo que descubre una faceta bien elemental y vergonzosa de los humanos.
En India todavía existen decenas de dioses. Las vacas son sagradas y representan la fertilidad, así que también son sagrados algunos de sus productos, por lo que beber su orina es un honor que se le hace a los dioses. En el hinduismo, los perros son mensajeros divinos, y se cree que esos mismos animales sirven de vigilantes en las puertas de los cielos. En Nepal, el 14 de noviembre es un día muy especial para el perro: justamente ese día se le rezan plegarias acompañadas de incienso. Debido a la creencia en la reencarnación, se prohíbe matar a un animal, aunque sea un simple mosquito, pues podría contener la energía del alma de algún antepasado.
Ganesh es un importante dios del hinduismo, a quien representan con cabeza de elefante, y se cree que es el responsable de la buena suerte, la lluvia y las cosechas. Al langur sagrado, simio pequeño, pero de cola larguísima, muchos hindúes lo consideran la reencarnación del dios Jánuman, de allí que aprovechan ciertas festividades para alimentarlo y llevarle golosinas. En el templo de Karni Mata (con fachada de mármol y puertas de plata), situado en el estado de Rajastán, también denominado el santuario de las ratas o Kabbas, miles de peregrinos se descalzan para rendirles veneración. ¡Qué ironía!, hoy, después del enorme avance de la cultura.
Para algunos vietnamitas, las ballenas son sagradas, así que cuando en la costa encuentran muerto uno de esos gigantes, le rinden adoración. En otro lado, en la ciudad de Paga, en Ghana, los cocodrilos conviven en perfecta armonía con sus habitantes, por lo que estos juegan con ellos (suena bien peligroso) y los protegen. Y es de esperarse esta conducta, pues los nativos creen que esos reptiles portan el espíritu de sus antepasados.
Quetzalcóatl significa serpiente emplumada, y corresponde a uno de los dioses de la cultura mesoamericana. Tenía forma de serpiente con dos representaciones: por un lado, la condición humana física, por el otro, la parte espiritual, y por tal motivo le ponían plumas. Algunos de los dioses incas tenían forma de animal: monos, jaguares y cóndores. Entre los dioses aztecas, el del vino y el del pulque estaban representados por un grupo de conejos que se reunían para beber.
En Egipto, en el templo de Kom Ombo, dedicado al culto del dios Sobek, se criaban y momificaban muchos cocodrilos para el culto del dios. Por otro lado, los cerdos eran considerados animales sagrados, de tal suerte que su sacrificio se llevaba a cabo en honor a los dioses correspondientes. El llamado toro Apis correspondía a un ejemplar vivo al que se le rendía adoración, así que cuando moría, se le buscaba reemplazo por todo Egipto, de tal suerte que el ejemplar correspondiese a una descripción ideal que poseían desde muy antiguo. Al escogido se lo llevaba a vivir a Menfis, y allí disfrutaba, como cualquier rey, de un harem de hembras exclusivo para él, rodeado de ofrendas y cuidados.
Algunos animales peligrosos, como serpientes y tigres, también han merecido la adoración de ciertos pueblos. La cobra, por ejemplo, era considerada sagrada por los hindúes, lo que explica el hecho de que la diosa Shiva portaba uno de esos reptiles enroscado en su cuello, y explica también por qué a las serpientes se les rendía adoración y se les ofrecían plegarias durante el festival Nag Panchami. Por otro lado, los tigres pertenecían al horóscopo chino y, a la vez, durante las artes marciales simbolizaban la tierra. Para los japoneses, los cuatro puntos cardinales estaban protegidos por cuatro Bestias Sagradas. Tenían estas la función especial e importante de proteger los cuatro costados de la ciudad de Kyoto, en la que poseían varios templos para su adoración.
Para terminar: ¿por qué tantas personas inteligentes se creen tal basura? La frecuencia del fenómeno permite intentar una respuesta: porque se les enseña desde niños, cuando aún no se poseen suficientes defensas intelectuales y se considera que los mayores son dueños de las verdades.
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