Verbo y Gracia
Floquinaucinihilpilificación y audiorrespuesta
Fernando Ávila
Fundación Redacción
Lo propio de una lengua viva, como el español, en estos tiempos, es que cada día cuente con alguna palabra nueva. Por estos días han aparecido vocablos como conspiranoia, ‘convicción obsesiva de que ciertos acontecimientos mundiales son el resultado de una conspiración de gente poderosa que maneja el mundo’, como las marchas multitudinarias en varias capitales; neurodiversidad, palabra con la que autistas, esquizofrénicos y bipolares quieren ser clasificados, para que desaparezca el estigma de enfermos mentales; sabanización, ‘proceso de conversión de la selva en sabana’, como está sucediendo con la Amazonia; fanficción, ‘historia en la que interviene algún famoso personaje del mundo ficticio’; cúbit, ‘bit cuántico’; edilesa, femenino de edil preferido por la administración Peñalosa…
Pero hay una que conocimos en la pasada edición de ÁMBITO JURÍDICO, especialmente curiosa por su longitud, floquinaucinihilpilificación. Se trata de la adaptación del inglés floccinaucinihilpilification, con que se identifica la ‘tendencia a dar poca importancia a las cosas’. Sinónimos de esta palabra puede ser ‘desdeño’, ‘minimización’ y ‘anonadamiento’. No figura en diccionarios, pero sí en la revista Investigación y ciencia, donde apareció en el año 2005, según informa Javier Gutiérrez Chamorro en su Bitácora. Se trata de un vocablo de 28 letras, superado solo por los interminables adverbios de modo esternocleidomastoideísticamente y otorrinolaringologicalísimamente, ambos de 32 letras, creados mamagallísticamente, 19, por gente dedicada a vivir supercalifragislicuespialidosamente, 35.
De hecho, la palabra en cuestión es un trabalenguas formado por voces latinas usadas de forma un tanto macarrónica: flocci, ‘nadería’; nauci, ‘un bledo’; nihili, ‘nada’; pilific[ere], un verbo inventado a partir de non facere pili, ‘importar un comino’, y el final, -ation, con aire de frase nemónica, según aclara Xiao Roel, jefe del Departamento de Latín de la Junta de Galicia.
En el Diccionario de la lengua española, 2014, es decir, hablando más en serio, las palabras más largas del español son electroencefalografista, 23; esternocleidomastoideo, 22; electroencefalografía, 21; electroencefalograma, 20, y otorrinolaringólogo, de apenas 19. En facturas de algunas empresas se puede leer autorretenedores, que bien escrita, con la doble r, tiene 16 letras.
Otra curiosidad de floquinaucinihilpilificación y demás voces que emulan su longitud es que por lo extensas son difíciles de escribir y de pronunciar, aparte de que constituyen un verdadero lío para tipógrafos, diagramadores y editores.
A los lexicógrafos de la Academia les gustan las palabras largas. Eso ha llevado a que la nueva ortografía prefiera camposanto, arcoíris, medioambiente, cielorraso a campo santo, arco iris, medio ambiente y cielo raso, por dar apenas unos ejemplos. En la vida real, la de la calle, la casa y el parque, los hablantes tendemos a acortar. Por eso usamos símbolos, DVD; siglas, ICBF; acrónimos, Fedegán; hipocorísticos, la Nacho (la Universidad Nacional), y acortamientos como cicla, cine, profe, veci, mija, en vez de ‘bicicleta’, ‘cinematógrafo’, ‘profesora’, ‘vecino’ y ‘mi hija’. ¡Nada como acortar!
Audiorrespuesta
Cita: “Sistema de Audiorespuesta” (aviso).
Comentario: Al crear palabras como audiorrespuesta, no olviden duplicar la r intervocálica para mantener su sonido. Si escriben audiorespuesta, la r tendrá el sonido suave de more, dore, Pore, mientras que si escriben audiorrespuesta, como debe hacerse, la r tendrá el sonido fuerte de borre, torre, ahorre. No lo olviden en palabras similares, como servirrepuestos, antirrobo, ciclorruta, Monterrey.
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