Curiosidades y…
Elvis Presley
Antonio Vélez
Elvis Aaron Presley, apodado El rey del rock and roll, nació en Tupelo, Misisipi, en 1935. Tenía apenas 11 años de edad cuando la suerte le sonrió: en lugar de recibir la bicicleta que ansiaba, sus padres, temerosos de que el niño sufriera un accidente, le regalaron una inofensiva guitarra. Elvis aprendió rápidamente a manejar el instrumento para el cual poseía un talento inusual, y así comenzó una de las carreras artísticas más notables de la historia de la música popular. Comenzaron sus presentaciones en TV y también sus éxitos, que rápidamente llegaron a la cima de las listas de ventas. Sus interpretaciones, plenas de energía, y su estilo desinhibido lo hicieron enormemente popular y controvertido.
Elvis Presley es considerado una de las figuras más importantes de la cultura popular del siglo XX. Tenía una buena voz y su repertorio abarcaba géneros variados: el country, el pop, las baladas… Nominado a 14 premios Grammy, ganó tres y recibió el primero a la edad de 36 años, además de figurar en diversos salones de la fama. Pronto, debido a sus exitosas apariciones en los medios, Elvis se convirtió en la figura principal del rock and roll. Tras una pausa para prestar el servicio militar, volvió a su música. Dio pocos conciertos, y en la década de los sesenta se dedicó a filmar películas para Hollywood y a grabar bandas sonoras, muchas de ellas ridiculizadas por los críticos.
En 1955, con su popularidad en aumento, Elvis fue llamado por la RCA. Un año clave para su trayectoria fue 1956, gracias al tema Heartbreak Hotel, del cual vendió 300.000 copias en tres semanas, y acabó siendo el primero de sus discos de oro. También editó su primer elepé, titulado Elvis Presley, que alcanzó el millón de copias vendidas, y se comprometió por siete años con los estudios cinematográficos Paramount, cuyos dueños ya habían observado atractivos ataques de histeria entre las asistentes a sus conciertos.
Sus ingresos alcanzaron cifras récord en la historia de la música popular. Sin embargo, paralelo con su vertiginoso ascenso a la fama mundial, algunos sectores conservadores estadounidense se opusieron rotundamente, tanto a su música como al personaje, que tildaban de pervertido e inmoral, en particular, su célebre movimiento de cadera, que hizo que el cantante recibiera el apodo de Pelvis Presley.
Las apariciones televisivas empezaron a ser habituales, y las sumas recibidas por estas alcanzaron cifras récord. Como culminación del meteórico año de 1956, en noviembre se estrenó con gran éxito en Nueva York Love me tender, el primer film que protagonizó Elvis, y el Wall Street Journal le dedicó un artículo en el que destacó los 22 millones de dólares que el merchandising asociado a su imagen llevaba recaudados hasta aquel momento.
En 1957 compró la mansión de Graceland, en Memphis, que pronto se convirtió en un lugar de peregrinaje obligado para sus incontables admiradores. En 1958, en el cenit de su carrera, fue llamado a filas por el ejército y destinado a Berlín Occidental, donde conoció a Priscilla Ann Beaulieu, con quien contrajo matrimonio nueve años después. En 1973 protagonizó el primer concierto teletransmitido y de alcance mundial: Aloha from Hawaii, que fue visto por unos 1.500 millones de personas.
En la segunda mitad de la década del sesenta comenzó la llamada “Invasión británica”, protagonizada por grupos como The Beatles y los Rolling Stones, lo que amainó un poco la revolucionaria popularidad de Elvis, agravada por una aparente crisis artística que se prolongó hasta 1968, cuando le ofrecieron protagonizar un especial televisivo que se convirtió en uno de los mayores éxitos de la historia de la pantalla chica.
Finalmente, el consumo excesivo de medicamentos comprometió gravemente su salud. Y llegó la tragedia para él y sus millones de fans: el 16 de agosto de 1977, un infarto agudo del miocardio lo llevó a la tumba a la temprana edad de 42 años, sin pena, pero lleno de gloria. Definitivamente, la última película de Elvis no tuvo un happy end. La fortuna que dejó se estima en apenas 5 millones de dólares, algo insignificante comparado con todo lo que recibió por su inmenso talento. La explicación es clara: tres amplias vías de escape: drogas, un costoso divorcio y fiestas interminables, a las que arrastraba gratuitamente a todos sus parientes cercanos.
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