Mirada Global
El “joven vejestorio” que puede derrotar al chavismo en Gran Bretaña
Daniel Raisbeck
Como Colombia, Gran Bretaña está en peligro de caer bajo el dominio de un chavista declarado tras las próximas elecciones. Jeremy Corbyn, el líder del Partido Laborista, no ha ocultado su admiración hacia Fidel Castro y considera que la Venezuela de Hugo Chávez fue “una inspiración para todos los que luchamos contra la austeridad y la política económica neoliberal en Europa”.
Corbyn les debe su éxito a los jóvenes. En las elecciones británicas del 2017, usó su apoyo entre los estudiantes -inexpertos en cuanto a las miserias que inevitablemente causa el socialismo-, para aumentar el voto total de su partido por un porcentaje mayor a cualquiera desde 1945. Sorprendentemente, sin embargo, los jóvenes conservadores e independientes también impulsaron el surgimiento de un político que es la antítesis de Corbyn en todo sentido.
Pocos hubieran pensado que Jacob Rees-Mogg, hijo de un antiguo editor jefe del prestigioso diario The Times de Londres elevado a la nobleza temporal en 1988, se convertiría en un contendor serio para liderar un partido político en el siglo XXI.
La primera vez que hizo campaña para el Parlamento, representando a los conservadores en el fortín laborista de Central Fife (Escocia), Rees-Mogg llevó consigo a su niñera, quien recientemente cumplió 52 años trabajando con su familia. Cuando lo acusaron de ser elitista por distribuir volantes en una zona de clase trabajadora junto a su nodriza y desde un Bentley, Rees-Mogg, coleccionista de automóviles clásicos, aclaró el asunto de manera contundente: el vehículo en cuestión no fue un Bentley, sino un Mercedes Estate, cuyo uso requiere menos gasolina.
Durante la campaña electoral del 2010, una periodista de The Times denominó a Rees-Mogg, quien únicamente viste con trajes de botonadura doble, como la peor pesadilla del entonces líder de los conservadores David Cameron, quien se esforzaba por modernizar la imagen de su partido, caricaturizado como un reducto para aristócratas, terratenientes, banqueros de inversión y otros privilegiados. Sin embargo, Rees-Mogg, quien se graduó de Eton y de Oxford al igual que Cameron, nunca ha intentado ocultar sus orígenes patricios.
Según un perfil del parlamentario publicado en el 2013, el aire de Rees-Mogg, nacido en 1969, es el de una figura de antaño: su acento es tan anticuado que hasta la Reina Isabel abandonó uno similar hace años, “su postura es rígida, su peinado de raya lateral à la era eduardiana y su cortesía impecable, digna del antiguo régimen”.
Uno de sus apodos confirma la esencia de esta descripción; según algunos de sus colegas, Rees-Mogg es “el honorable representante del siglo XVIII”. Y él mismo se enorgullece de nunca haber pretendido ser un hombre moderno.
En el 2012, con el emoticono ya en auge, Rees-Mogg batió un récord por usar la palabra más larga pronunciada en la historia del Parlamento británico (floccinaucinihilipilification). El año pasado, durante una entrevista radial declaró que, pese a tener seis hijos (el último, Sixtus, siendo recién nacido), nunca ha cambiado un pañal porque “Nanny lo hace de manera brillante”.
Al ser electo al Parlamento en el 2010, Rees-Mogg se convirtió en la máxima personificación del prototipo británico del “joven vejestorio” (young fogey). Irónicamente, sin embargo, su estilo ultra-anticuado le ha traído una enorme fanaticada digital en las redes sociales.
Aunque publicó su primer tuit (en latín) en julio del 2017, Rees-Mogg, sin ejercer ningún cargo oficial, ya cuenta con 111.500 seguidores en Twitter, más que todos los miembros del Gobierno, excepto la Primera Ministra y el Secretario de Relaciones Exteriores.
Y, a diferencia de todos sus colegas en el parlamento, excepto Corbyn, Rees-Mogg cuenta con un movimiento juvenil formado espontáneamente y dedicado a promover su liderazgo por la vía digital con más de 22.500 tuiteros a bordo. Un joven de 24 años inclusive se hizo tatuar el nombre del grupo, “Moggmentum”, en su pecho, razón por la cual Rees-Mogg le extendió una invitación a tomar el té en la Cámara de los Comunes.
En términos políticos, Rees-Mogg es el defensor del brexit más influyente del momento. Con frecuencia sus intervenciones y discursos -por ejemplo, exigiendo una salida inmediata de la unión aduanera, la cual no permite que Reino Unido firme tratados de libre comercio con otros países- meten en cintura a un gobierno que ha considerado ceder ante la Unión Europea en áreas fundamentales.
Por otro lado, sus convicciones personales en contra del aborto y a favor de la santidad del matrimonio entre un hombre y una mujer -Rees-Mogg es católico practicante-, lo han convertido en la bête noire de la izquierda progresista.
Según los últimos sondeos, Jacob Rees-Mogg está entre los parlamentarios favoritos para remplazar como líder del Partido Conservador a la Primera Ministra Theresa May, quien declaró que renunciaría antes de la próxima elección nacional. Su sucesor se enfrentará a Corbyn y a su ruinosa agenda socialista.
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