Anecdotario Politico
Anecdotario político
Benjamín Ardila
En América Latina se dice, graciosamente, que los miembros de la élite del poder duermen, mientras los apellidos trabajan. El profesor Vidal –de la Universidad de San Marcos en Lima– dice que el país progresa y avanza, mientras el Presidente duerme.
En Los sueños de Luciano Pulgar, sobre Israel y los Santamaría, se discute si los paisas son semitas. Don Mariano Ospina Rodríguez anotó que “esta población no es judía, pero ojalá que lo fuera, porque entonces estaría llamada a los más altos destinos en la América española”.
Políticamente es noticia que volvió el estudio de la historia a los colegios de Colombia, suprimida por la administración Betancur en fechas anteriores. Falta la urbanidad, que se veía en el libro de Miguel A. Carreño, ojalá ahora con textos actualizados. La instrucción cívica se estudió en el manual del ciudadano del presidente Santiago Pérez y, en Francia, en Raymond Lindon, equivalente a la Constitución de 1991, hoy de obligatoria pedagogía. Lo anterior con ortografía moderna de la divina lengua que hablamos, que se veía en los versos de Marroquín, también ex presidente de la República.
Los guajiros deben saber que el agua de mar fue convertida en agua dulce en tiempos de las navegaciones de españoles y portugueses. Fernández de Navarrete atribuye el método a Andrés Laguna o Miguel Leyva. En Australia fue descubierto ese cambio por Quiroz, que también con fuego al horno sacó agua de beber. Y en Arica, en disputa de Chile y Perú, hay ingenios para evaporar en una especie de alambique.
Durante la colonia española, vinieron a América muchos moros y judíos, con apellidos cambiados, para ocultar su identidad racial. Amador de los Ríos investigó y escribió que, bajo la heroica enseña española, volaban también al suelo americano crecido número de judíos, amparados por el nombre y bajo la apariencia de cristianos.
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