Anecdotario político

Benjamín Ardila Duarte

La naturaleza oligárquica de los dirigentes políticos, la casta más o menos cerrada y el círculo interior de difícil acceso es planteada por Maurice Duverger en su libro Los partidos políticos. También Michels lo dijo antes. Se los aplican a jefes aparentes y a jefes reales, autocráticos y democráticos. La selección interior debería impedir el nacimiento de una oligarquía, pero las masas se apegan a los viejos jefes y pueden desconfiar de las nuevas caras. A pesar de eso, en los partidos más avanzados hay democracia interior, aunque la renovación es difícil por los factores de dinero y propaganda.

Hace un siglo, tarde, muy tarde, llegó la mujer al parlamento inglés. A los 40 años de edad, fue elegida Lady Astor después de la dura lucha de las sufragistas británicas. En Colombia, la batalla la dio Esmeralda Arboleda, primera abogada, primera senadora y primera ministra en los años cincuenta, como lo recordó la alcaldesa Claudia López recientemente. Ofelia Uribe de Acosta defendió el voto femenino durante largos años, fue excomulgada por los obispos y su periódico perseguido por defender los derechos a la igualdad de la mujer.

Es común que los millonarios norteamericanos vayan por la candidatura presidencial. En Chile, Sebastián Piñera es el gran millonario. En Colombia también el tema se ha debatido: en 1938, 1946 y 1986 se dijo que los doctores Santos, Ospina Pérez y Barco, respectivamente, eran en el momento de su elección el colombiano más rico. El debate quedó abierto cuando apareció en cero impuestos la declaración del expresidente Álvaro Uribe Vélez.

La pobreza estudiantil ha sido relatada desde El Quijote hasta nuestros días. Marco Fidel Suarez se educó con dificultades. Germán Arciniegas relató el caso de José A. Tami Espinosa, universitario brillante de 1920, quién murió de hambre. Pero hay padres descuidados: en Madrid, la condesa de Albornoz escandalizaba a la sociedad mientras Lujan, su hijo, recibía todos los premios, hacía el discurso de la premiación y lloraba porque sus padres no lo acompañaban el día de su consagración académica.