Anecdotario político

Benjamín Ardila Duarte

Universidad y Política es título del libro de Ricardo Sánchez Ángel, editorial Universidad Libre. Recuerda el centenario de la reforma de Córdoba (Argentina), que conmovió los claustros con proyectos de participación de profesores y alumnos en nuevo rumbo de aulas envejecidas. Y relata el París de hace 50 años con la universidad rebelada en Francia y en el mundo, generadora de la caída de De Gaulle, el fin de la guerra de Vietnam y la descolonización del tercer mundo.

El literato español don Juan Varela, al hablar del presidente Rafael Núñez, incluido como poeta en el libro El Parnaso, dijo: “La más encomiada deja pasmado al que la lee. No podemos comprender la franqueza. Un jefe de partido, un eminente hombre de estado tiene que creer en alguna cosa. Puede no creer en ninguna, pero se guardaría de decirlo. Acostumbrados a esa serenidad dogmática, ¿cómo no maravillarnos de los versos del señor Núñez donde el autor viene a declarar que no cree en nada y que no sabe nada? Los españoles se asombraban de ello, pero los llamados regeneradores acogieron al solitario del Cabrero”.

Alberto Lleras, desde 1960, estableció la acción comunal con sus juntas de vecinos en la ciudad y en el campo. Hoy hay 7 millones de afiliados y 34 federaciones que defienden el agua y la diversidad. Además, redactan textos con los justos clamores de las comunidades más olvidadas.

El tema de agro ingreso seguro se debatió también en 1972, en conferencia en Bucaramanga de Alfonso López Michelsen: “Aquí no ha habido Reforma Agraria sino una política de aprovechamiento de aguas. Del presupuesto de Incora el medio por ciento es para compra o expropiación para la Reforma Agraria; y 31 % para obras de infraestructura que solo benefician al gran latifundio”.

Los que se asomaron al poder presidencial se llama el libro de Guillermo Alberto González Mosquera. Incluye a Galán, Gómez Hurtado, Alzate, Gaitán, Gabriel Turbay, Guillermo Valencia, Julio Arboleda y Florentino González. Faltan datos de otros municipios, dirán los electoreros, porque a la silla de Bolívar han aspirado tantos como lengua mortal decir no pudo.