Anecdotario político
Benjamín Ardila Duarte
En la vida política de los pueblos aparece, periódicamente, una generación que trae un nuevo mensaje. Ello ocurre, casi siempre, después de las catástrofes. Un sistema nacional de conducción política y administrativa solo puede ser sustituido por otro que lo supere. Cuando un equipo acampado en el poder acusa desgaste es vencido por un proyecto político más eficaz, es decir, por una estrategia global de desarrollo que lleve a feliz término el anhelado plan.
Olaya Herrera legalizó el sindicalismo que estuvo estigmatizado varios lustros y estableció la jornada laboral de ocho horas. Antes Torres Giraldo y María Cano organizaron el mundo del trabajo en Colombia con base en el sindicalismo de George Sorel, Eduardo Berth, Hubert Lagardelle y los socialistas utópicos que precedieron a los verdaderos códigos laborales. En 1930 se pasó de las bananeras al Estado providencia.
El primer paso de la cultura fue conceder a los extranjeros el derecho a la hospitalidad, decía Rudolf Virchow. Igualmente se puede afirmar que es gran olvido el de los hombres de Estado que niegan una parcela de tierra al campesino que busca un sitio para su domicilio, su trabajo, su familia y su nueva esperanza. La reforma agraria democrática es una bandera tan importante como el desarrollo.
En 1946, ya retirado el presidente López Pumarejo, fue entrevistado por Hugo Latorre Cabal, en memorable reportaje. Al referirse a las propuestas de Gaitán, Gabriel Turbay y Ospina Pérez el jefe de la Revolución en Marcha dijo: todos somos partidarios de las obras de misericordia, pero el estadista debe decir de dónde va a sacar presupuesto para solucionar comida, vestuario, educación y vivienda a los electores.
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