Anecdotario Político

Benjamín Ardila Duarte

Hace 60 años, Ernest Feder, consultor de la OEA y de Cepal, escribió sobre Colombia: “Como esencialmente una nación agrícola, que está gobernada, si no dominada en sus políticas social y económica, por grandes terratenientes y jefes de la industria y el comercio cuya acción está relativamente poco contrabalanceada por fuerzas como los sindicatos o una clase media unida”. Los analistas se preguntan si ha operado un cambio y si esa variación es profunda o si todo sigue igual o peor en el presente.

El gran general Mosquera se preocupó por evitar que se apropiaran, sin ordenamiento y prudencia administrativa, de los baldíos. Para ello, presentó la Ley 70 de 1866, con catastro científico para su tiempo, reservó bosques, resinas, gomas y quinas para impedir la deforestación. Separó las quinas para su explotación adecuada o para emprenderla el Estado como recurso fiscal. Poco hemos avanzado en este tema.

La financiación ilegal de la campaña presidencial del conservador Nicolas Sarkozy frente a François Hollande, socialista, terminó en una condena en Francia. Nada desvirtúa tanto la democracia como este tema delictivo que la altera, la corrompe y la derrumba. El caso de cuatro presidentes del Perú hoy prisioneros es un cuadro despreciable. La circunscripción nacional y el voto preferente en Colombia encarecen las campañas de senadores y estimulan la financiación escandalosa y delictiva.

Hoy se habla mucho de la cerveza de yuca (Manihot esculenta, en la clasificación científica), que jugó un papel en la colonia española y ahora. El cazabe fue alimento de nuestros antepasados primitivos; así como el maíz generó la chicha, condenada y perseguida por el profesor Jorge Bejarano en la administración Ospina Pérez, hoy la yuca aparece como materia prima de una nueva cerveza americana que está en el mercado.

Ortega y Gasset expresó preocupación por una democracia que se hunde. Y dijo en su libro La rebelión de las masas: “La salud de las democracias depende de un mísero detalle técnico: el procedimiento electoral. Si el régimen de comicios es acertado, si se ajusta a la realidad, todo va bien; si no, aunque el resto marche óptimamente, todo va mal. Un régimen electoral es estúpido cuando es falso. Sin el apoyo de auténtico sufragio las instituciones democráticas están el aire. Todo lo demás es secundario”. La tesis la comparte el politólogo Duverger.