Anecdotario político
Benjamín Ardila Duarte
En 1934, el ministro de Educación López de Mesa dijo: “En cuatro siglos no hemos inspirado una religión, una filosofía, un drama universal, un poema épico, ni en pintura un cuadro de composición original, ni en música una interpretación eminente de lo humano: hasta hoy vivimos de prestado en grandes proporciones”, pues hemos avanzado mucho desde entonces: García Márquez, traducido a todos los idiomas y dialectos del mundo; Botero y sus esculturas, en todas las avenidas de las metrópolis, y Shakira, alabada y cantada en todos los escenarios de la Tierra.
El parlamento colombiano, en cómputo total, aporta al presidente Gustavo Petro un 70 % del respaldo inicial para sus proyectos legislativos. Autores dicen que el Legislativo es un poder soberano que solo piensa en abdicar. Para todo gran plan, deben tenerse en cuenta las causas victoriosas para respetar su iniciativa, pero no olvidar que Ortega y Gasset decía que las minorías, muchas veces, tienen la razón.
Joana Silva, del Banco Mundial, y Julián Messina, pusieron en evidencia, en la década del 2000, que el factor más importante para reducir la desigualdad es el incremento del salario y no el aumento de las prestaciones y los planes de pensiones ni la situación demográfica. Incurren en error los que culpan de inflacionario el reajuste salarial y suben los intereses para bajar la tasa respectiva. Trabajador satisfecho consume más y produce más y la pequeña empresa se desarrolla con crédito.
Falta el Keynes, el Rueff o el Piketty para enfrentar las consecuencias de la pandemia en el mundo y el posconflicto en Colombia. Con recetas caseras no se sale de la encrucijada. Las raíces del atraso deben ser superadas y las desigualdades abismales requieren disminuir la concentración de riqueza, cuya pirámide nos coloca entre los últimos países del mundo por falta de justicia social y democracia económica.
La llegada de un ministro de Hacienda como José Antonio Ocampo atado a la Cepal y a su escuela genera doble ilusión: sustituir importaciones y diversificar exportaciones. Es el gran reto para una geografía económica, como la colombiana, que todo lo puede producir y, sin embargo, importa una suma considerable de alimentos y deja de vender lo mucho que se da en su fecunda tierra.
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