Algunos libros
Nicolás Parra Herrera
En los cierres hay una tendencia a revisar lo que ocurrió. Hay muchas formas de hacerlo y, por una razón que desconozco, todas ellas me recuerdan la imagen del dios mitológico Jano, el bicéfalo que custodia las puertas y los nuevos comienzos y que mira con una cara al pasado y con otra al futuro. Este año decidí invocar a Jano. En las reuniones de final de año les pregunté a las personas que me rodean cuál era el mejor libro que habían leído, con la esperanza de que algunas de sus recomendaciones alimentaran mi lista de lecturas para el año que viene.
Algunos respondieron con otra pregunta: “¿te refieres al mejor libro de ficción o de no-ficción?” Unos hicieron un gesto de desaprobación como si yo hubiera tintado el momento. Otros, pensativos, miraron al techo y exclamaron, ¡qué pregunta más difícil! Y claro, otros que detestan con algo de razón las listas del tipo “el mejor x” y la ansiedad que produce decidir y escoger, no el libro, sino cualquier cosa en la vida, se incomodaron con la pregunta. La verdad es que no solo la hice para recibir recomendaciones, sino también porque siempre he pensado que una forma de conocer algo de una persona que no es evidente a primera vista es saber qué anda leyendo.
En todo caso, aquí comparto algunas de las respuestas que recibí por si en ellas pescan algo de esos pasados para sus nuevos comienzos, por si en los pasados de otros se encuentran, nos encontramos, en esos libros. Una última aclaración: no todas las personas que me dieron sus recomendaciones son hispanoparlantes, así que sus libros favoritos puede que no estén traducidos al español. No todas son abogadas (¡menos mal!) y algunas no habían terminado su libro favorito, pero sabían que ese era. Nada más legítimo. Yo sabía que la Gran Belleza de Paolo Sorrentino iba a ser una de mis películas favoritas al minuto 10 de la primera vez que la vi. Y, por último, como no he leído los libros, hago apenas unas descripciones fragmentadas de lo que recuerdo me dijeron.
Un amigo filósofo me recomendó Desierto sonoro (Lost Children Archive) de Valeria Luiselli, una novela “certera como un golpe al hígado” –me dijo–, la odisea de una familia que lucha contra la alienación que se convierte luego en un archivo para contar la historia de los niños refugiados. Una amiga abogada dijo que el suyo era Capitalismo carcelario (Carceral Capitalism) de Jackie Wang. Es una colección de ensayos sobre la economía política del sistema penitenciario en EE UU en el que las deudas, la presión sicológica y la deshumanización policial borran la línea entre la prisión y el mundo externo. Una amiga médica me habló de Epidemias y sociedad (Epidemics and Society) de Frank Snowden, un profesor de historia que hizo un estudio de las enfermedades contagiosas desde la peste negra hasta nuestros tiempos, y lo más impresionante es que lo publicó en octubre del 2019, justo antes de que el covid-19 irrumpiera en nuestras vidas. El kairos, dirían los griegos.
Un desconocido, quien agradeció la pregunta y sacó una lista de Excel con todos los libros que había leído, cada uno con un puntaje (parecía una fama de un cuento Cortázar), dijo que si de ficción se trataba, su preferido era The Galaxy, and the Ground Within de Becky Chambers, una novela de ciencia ficción donde los humanos no somos la especie más desarrollada y en donde encontrarán conversaciones entre unos alienígenas explicándoles a otros el proceso de producción del queso y los últimos asqueados sin entender por qué los humanos lo consumían. Pero si el libro era de no ficción, me aclaró, entonces su elección era Los siete hábitos de la gente altamente efectiva (Seven Habits of Highly Effective People).
Otro amigo ambientalista, en esa misma reunión, dio un giro de 180 grados para pasar de la autoayuda a la autobiografía de Malcolm X, la antítesis de Martin Luther King Jr., cuyo asesinato en 1965 sigue siendo un misterio luego de que este año fueran absueltas dos de las personas condenadas por ese crimen. Otra amiga, una científica social, eligió Polysecure de Jessica Fern. Este libro, me aseguró, trae una introducción muy pulida a la teoría del apego y la segunda parte aplica esta teoría a las relaciones consensuales no monogámicas, mejor conocidas como el poliamor. Y para cerrar (no la lista, sino la columna), el de un amigo abogado que devora libros. Sin pensarlo dos veces escogió Lectura fácil de Cristina Morales. La portada del libro lo dice todo: “ni amo, ni dios, ni marido, ni partido, ni fútbol”.
Esta no es la lista de los “mejores libros”; es la lista de los libros que divirtieron y sacudieron a personas que compartieron conmigo el asombro de dar una vuelta más y otras que conocí por primera vez también, como dice la poeta Szymborska, bajo una misma estrella. Los libros, como Jano, conectan a los extraños conocidos que somos. Ah, casi lo olvido, el mío fue Hamnet de Maggie O’Farrell, curiosamente el primero que leí este año.
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