Al Margen
Coca ‘decidendi’
26 de Marzo de 2012
Gualberto Cusi, un indígena aimara boliviano, acullica la coca. La masca. Y los alcaloides que esta hoja desprende mientras se mezclan con su saliva le sirven para contrarrestar el sueño, el cansancio y seguir con sus labores.
Su trabajo es exigente. Tiene jornadas agotadoras. No está obligado a pasar en vela, pero, de vez en cuando, debe sacrificar su descanso para dedicarse a la lectura de voluminosos expedientes. Gualberto es magistrado del Tribunal Constitucional de Bolivia. Y la coca es su auxiliar.
Ante las cámaras de un canal de televisión boliviano, el magistrado admitió que la hoja de coca no solo le sirve para vencer la fatiga, sino también para dictar sentencia. Sobre un manto, puso unas cuantas hojas, para ejemplificar cómo resolvía un recurso de amparo, lo que aquí se conoce como acción de tutela.
“Vamos a fallar en sentido positivo o negativo de la parte impetrante”, dice en la grabación, mientras ubica dos hojas que representan el “a favor” y el “en contra”. Luego, toma en sus manos otra hoja y la deja caer, para conocer el sentido de la decisión. Fácil. Sin carreta. Sin extensas disertaciones jurisprudenciales. Sin obiter dictum. La coca es la ratio decidendi.
“En momentos complejos, que nos han llegado ya, tengo que consultar la coca. Yo consulto la coca”, admite Gualberto.
Las declaraciones del magistrado no cayeron bien en los sectores más conservadores de la sociedad boliviana. Algunos juristas exigieron su renuncia. Incluso, fue criticado por adeptos al presidente Evo Morales, también de origen aimara, quien ha abanderado una campaña internacional en defensa de la hoja de coca.
Pero Gualberto alegó que sus fallos se basan en la Constitución y la ley. Y agregó que la coca, en su parte natural, está constitucionalizada y es deber de todo boliviano protegerla.
Tiene razón. El artículo 384 de la Constitución de Bolivia le ordena al Estado proteger “a la coca originaria y ancestral como patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad de Bolivia, y como factor de cohesión social…”.
De hecho, este mandato se lo han tomado tan en serio los magistrados del tribunal constitucional, que, en días pasados, muy cohesionados, organizaron una jornada de acullico, como respaldo al consumo de esta planta.
Pese a las críticas, los togados lograron llamar la atención. Pero a Gualberto se le fue la mano al explicarle a los medios la forma en que toma sus decisiones. Por cuenta de ello, deberá presentarse ante el Congreso, para rendir cuentas sobre su conducta.
Si bien muchos lo han tildado de sinvergüenza, de loco y hasta de ignorante, él no se amilana: “En mi calidad de aimara seguiré usando, seguiré acullicando la coca, porque para nosotros además la coca nos permite comunicarnos no solo entre las personas, sino también con las plantas, con los animales, con los cerros, con los ríos… Imagínense las cualidades”.
Señores, sí están pensando en fórmulas para agilizar la administración de justicia y descongestionar los despachos, no se quemen las pestañas redactando y debatiendo proyectos de ley. Ahí tienen una, péguense una acullicada y hablen con Gualberto.
(Fuentes: lavoz.com.arg y peru21.pe)
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