Claves para tomar decisiones

Señor emprendedor, si usted quiere tomar una decisión acertada para su negocio o proyecto, asegúrese de haber dormido bien, tener cerradas las ventanas al mundo virtual y haber ingerido la cantidad de líquido necesaria para que su vejiga esté bien templada.   En días pasados, varios estudios científicos, de esos que pululan por igual en revistas de neurociencia y de variedades, demostraron que la toma de decisiones está influida por factores tan diversos como la cantidad de información que se tenga a la mano o las ganas de hacer pipí.   La que, de entrada, podría considerarse como la más seria de estas investigaciones demuestra que la sobreoferta de información de la que se goza en los últimos tiempos está generando ansiedad y parálisis a la hora de tomar decisiones.   Angelika Dimoka, directora del Center for Neural Decision Making de la Temple University, en Filadelfia (EE UU), comentó en un artículo publicado por la revista Semana que la actividad de la corteza prefrontal dorosolateral, ubicada detrás de la frente y encargada de la toma de decisiones, aumenta en proporción directa a la cantidad de datos que se deba procesar, hasta el punto de que se congela y deja de funcionar. Cuando esto sucede, explicó, la gente deja de tomar decisiones o toma la que menos sentido tiene.   Sheena Lyengar, una científica de la Universidad de Columbia, le comentó a esa misma revista que esto se debe a que la mente tiene limitaciones respecto a la cantidad de información nueva que puede mantener en su memoria temporal. La parálisis se genera, porque mientras más variables deba tener una persona en su memoria, menos segura va a estar de la decisión que debe tomar, explica el artículo.

Por su parte, la experta Joanne Cantor, también consultada por Semana, afirmó que hoy, debido a la cantidad de conocimiento al que se tiene acceso en internet, la gente está gastando más tiempo en sacar datos que en analizarlos. Por eso, es “menos probable que surjan ideas creativas y soluciones a los problemas”, afirmó.

Pero ahí no para la cosa. Científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke, en Durham (EE UU), concluyeron que las personas que no duermen lo suficiente pueden tomar decisiones arriesgadas, basadas en un exceso de optimismo.

Mediante resonancias magnéticas, los investigadores lograron demostrar que pasar una noche en vela aumenta la actividad cerebral en las regiones que evalúan los resultados positivos y la baja en las zonas que procesan los efectos negativos. Como resultado, se obtuvo que las personas que estuvieron privadas del sueño tomaron decisiones centradas en la ganancia, sin tener en cuenta las posibilidades de pérdida.

Sin embargo, la tapa en materia de estudios sobre toma de decisiones la pusieron los sicólogos de la Universidad de Twente (Holanda), quienes pudieron establecer que tener la vejiga llena ayuda a tomar decisiones acertadas.

Según estos estudiosos, el mecanismo cerebral de autocontrol que se activa a la hora de ir al baño proporciona moderación en todas las demás áreas de la mente, lo que conduce a tomar decisiones más reflexionadas. En otras palabras, si el cerebro logra que una persona no se haga pipí en los pantalones, también puede evitar que tome decisiones impulsivas.

Claro que, para tener esa capacidad de autocontrol, no es necesario haber ingerido litros de agua. De acuerdo con los investigadores holandeses, pensar en palabras relacionadas con la orina o con el acto de orinar tiene el mismo efecto controlador.

Y no es chiste. Fuentes de alta fidelidad que pidieron la reserva de su nombre aseguran haber oído a altos ejecutivos tararear la canción Mi agüita amarilla mientras analizaban la nómina de empleados.

(Fuentes: Telecinco, Efe y Semana)