Anecdotario político
Anecdotario político
11 de Noviembre de 2016
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Benjamín Ardila Duarte
- Si en el año 2016 llega la paz – que es una libertad tranquila según Adriano, emperador romano – el pueblo colombiano se torna en una página blanca. Sobre ella se puede escribir el más bello poema: La república moderna, con justicia social, derechos humanos y libertades públicas.
- Dicen en Popayán que al pie de un árbol frondoso está don Quijote enterrado en esa ciudad letrada. Sobre el tema redactó un poema el maestro Valencia. El historiador Juan Friede descubrió que Cervantes pidió al rey el 21 de mayo de 1590 un puesto en las Indias para trabajar en Cartagena como contador en las Galeras o la contaduría del Nuevo Reino de Granada. Nos perdimos, por la negativa de la monarquía española, la oportunidad de haber tenido aquí al Manco de Lepanto, quien hubiera escrito su obra inmortal entre nosotros.
- El presidente López Pumarejo nombró en el departamento de Bolívar a un gobernador afrodescendiente de gran cultura. Pero unas señoras racistas se acercaron al mandatario y le dijeron “sáquenos de esta oscuridad”, cosa que López no atendió. En cambio Ñito Restrepo cantó: “Si vieres comer a un blanco – de algún negro en compañía – o el blanco le debe al negro o es del negro la comida”.
- El padre Lebret, hace 60 años, redactó un informe sobre la economía colombiana y la concentración de la riqueza, la tierra, el ingreso y las oportunidades. Y observó: “La planeación es rigurosamente indispensable en la actual fase de transición y para todo el período de treinta años considerado en este estudio. Es ilusorio pensar que se podrá asegurar dentro de los límites de las potencialidades colombianas, el desarrollo armonizado de los planes nacionales y locales, sin organizar básicamente dicha planeación y sin concederle todos los medios necesarios en personal, presupuesto y atribuciones”.
- Los sitios habitados por estadistas tienen su fulgor. Guillermo Valencia decía en la Quinta de Bolívar: “Todo es sagrado aquí y este sitio no sabe parecerse a los otros lugares. Y Goethe expresó: “Los lugares donde han morado los grandes hombres, quedan consagrados para siempre; los siglos pasarán, pero la posteridad se encarga de recoger allí el eco de su nombre y de sus hechos”.
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