La magistrada Patricia Salazar Cuéllar
Francisco Bernate Ochoa
Presidente del Colegio de Abogados Penalistas de Colombia
Culmina su paso por nuestra Sala de Casación Penal una de las magistradas más influyentes y destacadas en la historia de nuestra Corte Suprema de Justicia, y son varias las columnas de opinión que han querido rendirle un merecido tributo a quien ha dejado un legado imborrable en la historia de esta corporación: la doctora Patricia Salazar Cuéllar. En esta ocasión, quisiera unirme al reconocimiento unánime que le hacen los penalistas de nuestro país a la doctora Salazar, destacando su inmenso legado.
Lo primero, es destacar su trayectoria, en la que ocupó varios espacios en la Rama Judicial, conociendo el siempre complejo quehacer de un despacho y donde desde el inicio se le reconocieron sus dotes como jurista rigurosa, seria, prudente, mesurada y con un increíble don de gentes para con los colaboradores del despacho y los usuarios de la administración de justicia. Estas mismas características la acompañaron durante su paso por la Corte Suprema de Justicia, en la que, además, nos deja un legado jurídico de gran importancia.
A través de los fallos de la magistrada Patricia Salazar Cuéllar, los colombianos pudimos conceptualizar el feminicidio en toda su amplitud, pasando de un concepto restrictivo, que lo entiende como un acto de discriminación, al concepto actual, que también abarca la violencia de género, de manera que fue, gracias a ella, que se logró la dimensión de este fenómeno tan relevante para la práctica judicial. El enfoque de género que debe aplicarse en la investigación de delitos como la violencia intrafamiliar fue conceptualizado y magistralmente explicado en sendos fallos del despacho a cargo de la doctora Salazar y hoy forman parte de la literatura nacional. Por supuesto, en la teoría y en la práctica nos falta mucho para entender del enfoque de género, pero creo que, gracias a estos fallos, quedaron sentadas las bases para este cambio de paradigma.
Al momento en que asume la magistratura, encontrábamos una jurisprudencia aún vacilante respecto de algunos de los aspectos del sistema acusatorio, que sigue siendo un modelo joven, aun cuando este año alcanzó la mayoría de edad. Con la importancia que hoy tiene la jurisprudencia a la hora de entender y aplicar el Derecho entre nosotros, se necesitaba una pedagogía a fin de resolver inquietudes sobre el trámite de las audiencias y, en general, del proceso penal. En este escenario, los fallos de la magistrada Salazar Cuéllar son determinantes en el Derecho que hoy se aplica en Colombia, dado su contenido pedagógico y su clara vocación de resolver la labor de nuestros funcionarios judiciales.
Son muchas las temáticas que abordó la magistrada Patricia Salazar, su legado para la juridicidad nacional es inmenso y, particularmente, creo que con sus fallos el derecho penal colombiano entró de lleno en el siglo XXI y las modernas tendencias de esta área jurídica. Sin duda, nos va a hacer mucha falta, y percibo un ambiente de nostalgia generalizada por su retiro de la magistratura, pero tengo la certeza de que en otros espacios tendrá mucho que aportarnos.
Ahora que la doctora Salazar abandona la magistratura, seguro encontrará en la academia, y ojalá en el ejercicio profesional, una magnífica oportunidad para que todos sus discípulos podamos seguirle aprendiendo, pero, más que eso, agradeciéndole por el legado que ha dejado su paso por la Corte Suprema de Justicia.
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