27 de Noviembre de 2024 /
Actualizado hace 6 horas | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Impreso

Cuentas alegres

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Juan Camilo Serrano Valenzuela

Abogado y asesor tributario

jcserranov@jcsvabogados.com

 

Es inminente la presentación por parte del Gobierno Nacional de un proyecto de reforma tributaria, que mitigue el impacto de dos años de cierre de establecimientos, de reducción de las actividades de los particulares y de incertidumbre económica, originada en la pandemia y en más de dos meses de protestas, bloqueos y vandalismo, lo que ha generado, no solo incertidumbre en la sociedad, sino descalificación de nuestro país por parte de las calificadoras internacionales.

 

Ya se han dado las primeras pistas sobre las intenciones gubernamentales de reformar algunos aspectos del sistema, con el único objetivo de recaudar los recursos necesarios para asumir las responsabilidades creadas por la situación y recuperar la confianza del mundo en nuestra economía, para lo cual el proyecto que se avecina será de suma importancia para el futuro económico del país.

 

El Ministro de Hacienda ha dado luces sobre el contenido de la reforma, como fuente de recursos, pero sus cuentas dejan algunas dudas sobre la recaudación esperada, si dicha iniciativa es aprobada por el Congreso.

 

Son cuatro las fuentes de recursos anunciadas por el Gobierno, que generarán 14,4 billones de pesos: (i) austeridad en el gasto, que aportará 1,9 billones; (ii) lucha contra la evasión, con 2,7 billones; (iii) aplazamiento de la reducción de la tarifa de renta para personas jurídicas, con 6,7 billones, y (iv) el aplazamiento del descuento del ICA, que aportará 3,8 billones.

 

Las cifras resultan, al menos, discutibles, si creemos en las presentadas por el Gobierno en la exposición de motivos de la fallida reforma Carrasquilla, cuyas cifras eran también discutibles.

 

Es cierto que la austeridad que genere un ahorro de 1,9 billones es posible, pero insuficiente, pues solo corresponde al 1 % de presupuesto de funcionamiento proyectado.

 

La meta de la lucha contra la evasión propuesta de 2,7 billones es realista y alcanzable, como consecuencia de la implantación de mecanismos de control como la factura y la nómina electrónica, la información proveniente de otras jurisdicciones y una eficiente gestión de la Dian.

 

Las anteriores metas son alcanzables, pero la esperanza de obtener algo más de 10 billones como consecuencia de las reformas reales al sistema resultan verdaderamente ilusorias.

 

El recaudo por renta y retención logrado en el 2020, según las estadísticas oficiales, fue de casi 70 billones, lo que implica, según las cuentas del ministro, una recaudación adicional de 6,7 billones solo con el aplazamiento de la reducción de la tarifa a personas jurídicas, es decir, casi el 10 % del logro del 2019, cuando esa disminución aún no se observaba en la recaudación de ese año.

 

Por otra parte, la exposición de motivos de la reforma Carrasquilla calculaba en 2,7 billones el ahorro generado en el aplazamiento del descuento del ICA en un 100 %. Y como consecuencia de la insubordinación ciudadana contra la reforma tributaria, dicho ahorro ya se calcula en 3,8 billones, es decir, más de un billón adicional.

 

Resulta más creíble la cifra del ministro Restrepo, aunque insuficiente, si mostramos escepticismo sobre las cuentas recaudatorias de renta, que son tan ilusas, como los anunciados 17 billones esperados por Carrasquilla de personas naturales.

 

Es momento de pensar en el antipático impuesto al patrimonio, eficiente en momentos de crisis como el actual, eso sí, volviendo al diseño de leyes anteriores, en las que se gravaban las personas jurídicas, pues las distorsiones en el valor patrimonial de las acciones hacen extremadamente ineficiente este impuesto, aplicado exclusivamente a personas físicas. Esto se observa claramente en el recaudo obtenido en el 2020, de cerca de un billón de pesos, frente a casi seis billones del 2015, así como la eliminación total del descuento del ICA, para que sea deducible, como corresponde, que permitirá un ahorro de cerca de 5 billones.

Para que las decisiones de emergencia generen buenos resultados, vale la pena ser realistas, ajustar de manera moderada las esperanzas de recaudo, acudir a mecanismos efectivos, con las limitaciones propias del momento, como no tocar el IVA ni a las personas naturales.

 

Es necesario recordar la fábula de Esopo de la niña lechera que, por andar haciendo cuentas alegres, dejó caer el cántaro y sus sueños resultaron meras ilusiones, como la leche derramada.

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