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Actualizado hace 1 día | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Ámbito del Lector

Opinión / Ámbito del Lector


La innovación en el Derecho

22 de Diciembre de 2015

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Nota:
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El resultado de las innovaciones es lograr una diferencia notable con el estado anterior; ese mismo estado con el que crecimos y nos educaron.

 

Quizás ustedes han sentido en algún momento de su vida profesional, académica o empresarial ese miedo escénico a crear, a innovar: “No explores”, eso ya lo hace otra persona, suelen decirnos. Sin embargo, hay innumerables campos, métodos y formas por explorar en la prestación de servicios. Por eso es que el emprendimiento debe apuntar a un modelo diferente de hacer Derecho, a partir de una mirada joven, dedicada y entusiasta, recordando la esencia misma del mercado moderno basada en la prioridad en la atención al cliente transmitiendo tranquilidad.

 

Lo anterior tiene que estar presente desde el primer contacto con el usuario, todo tiene que estar enfocado a generar la siguiente sensación: que el abogado gire alrededor del cliente.

 

Y la pregunta necesaria es: ¿cuál innovación? La respuesta es sensata y concreta: el servicio actualmente es prestado y no dado, y esto tan sencillo despersonaliza la prestación del servicio a cadenas jerárquicas en las que el cliente se entrevista con un abogado y el real ejecutor de los intereses del usuario es un profesional que no ha tenido el acompañamiento necesario. Ahí está, emprendedores, el primer supuesto por explorar y explotar, así deba reducirse el margen de ganancias al minimizar la cantidad de casos, la construcción de un good will caracterizado por la atención, calidad y seguimiento personal de las causas confiadas es su mayor activo. Lo anterior también es la piedra angular de su marketing, el elemento diferenciador en la competencia.

 

Ahora hablemos de creatividad: más que una destreza, es una cuestión de actitud. Como abogados jóvenes sabemos que en el mercado jurídico la capacidad de innovar es un elemento crucial para nuestra supervivencia. Los bloqueos sociales, culturales y hasta mentales no son más que óbices para nuestro emprendimiento. Se debe brindar una idea útil y diferente de hacer Derecho, y volverla parte, real y efectiva, del mercado jurídico, como un producto por el cual se paga un precio, aunado a un excelente servicio que basa su calidad en su componente distintivo: procurar que todas las necesidades del cliente estén cubiertas, y esto, inicialmente, no es fácil de conseguir, pero puede hacerse.

 

Si no tenemos un personal amplio, propio de firmas grandes, se debe aprovechar o buscar el factor humano, las relaciones con otros abogados, así, por ejemplo, si su firma solo maneja temas laborales, busque profesionales del Derecho independientes de alto nivel, en distintas áreas, para establecer alianzas estratégicas, primando la calidad del servicio a la remuneración, y así lograr cubrir la mayor cantidad de necesidades de su cliente. Esta es la mejor publicidad que su negocio puede tener.

 

Partiendo de un supuesto claro, el emprendimiento es un negocio rentable a mediano y largo plazo, lo que conlleva a que, tal vez, esta sea la decisión de su vida.

 

Usted debe saber que tiene el tiempo, la dedicación, la tolerancia al fracaso y, finalmente, un estándar alto de calidad. Este último elemento desarrollará, con cada caso, trabajo o asesoría, su buen nombre.

 

Incrédulo es aquel que entendió alguna vez que podía surgir de la nada, esa nada que para muchos se asemeja en el campo jurídico a la juventud. Algunos dirán que no son simples palabras, sino la reafirmación de la experiencia. Quizás sí, pero el Derecho merece retos, que hay que afrontar con dedicación, ganas y conocimiento. Dedicación de un deber asumido con profesionalidad. Ganas de una juventud con ansias de triunfar. Y un conocimiento maduro adquirido por años de academia, pasión y empeño donde la motivación jugará un papel fundamental cada día que se levante a trabajar.

 

Es cierto, innovar asusta, y más si se le tiene miedo a la creación, cuya base inicial vincula el pensamiento en su esfera más sofisticada. Más aún, cuando la innovación se convierte en un reto supremamente complejo que encuentra de frente un campo jurídico donde todo parece inamovible, pero nuestro propósito sigue vigente, porque creemos en él, en este aire nuevo para el Derecho, en el emprendimiento como herramienta de cambio. 

 

Juan José Castro Muñoz, socio de CastroPelaez Asociados SAS

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