En memoria de Claus Roxin

John Zuluaga
Doctor en Derecho y LL.M. de la Georg-August-Universität Göttingen (Alemania)

El profesor Claus Roxin supo vincular como pocos la comprensión de múltiples instituciones jurídico-penales con una visión de sociedad que se ancla en el Estado social de derecho. Con ello facilitó un entendimiento de la cuestión penal que fuera más allá de las firmes delimitaciones ónticas. De esa forma tendió un valiosísimo puente para concebir una ciencia penal más cercana a la realidad. Por ello, puede reconocérsele como un auténtico ilustrado, que leyó el derecho penal de su momento a través de la sociedad de su entorno.

Al fijar la política criminal como un límite interno de la dogmática penal logró superar muchos desafíos que arrastró el causalismo naturalista en la definición del injusto penal hasta entrado el siglo XX. Esto se plasma, por ejemplo, por medio de una genuina condición de tipicidad: la creación de riesgo jurídicamente desaprobado para el bien jurídico protegido. De esta manera, vuelve a encontrar un lugar la perspectiva valorativa sobre las determinaciones causalitas, dotando de sentido político criminal los juicios de atribución de resultados típicos. Esto lo hace, además, de forma altamente comprometida con la concepción de ciudadanía propia del Estado de derecho.

Es por ello, por ejemplo, que no habrá imputación objetiva de resultados típicos a terceros, cuando estos cooperan en la puesta en peligro que una persona asume de forma libre, voluntaria y consciente sobre sus propios bienes jurídicos. Con esto se reproduce una genuina concepción liberal de individuo y de ciudadanía. Aquella que asegura una esfera de libertades que no puede llegar a restringirse por medio del derecho penal.

Su visión de sociedad se revela de forma muy original en figuras como la autoría mediata en aparatos organizados de poder o en el catálogo de medidas alternativas a la pena recogidas en el proyecto alternativo de Código Penal de 1966. El profesor Roxin se tomó en serio la necesidad preventiva de pena para la justificación de cualquier amenaza penal en abstracto o para las restricciones de libertades mediante la pena. Aunque este espacio solo permite una rápida remembranza de muchos de sus aportes, no puede dejar de mencionarse contribuciones como la doctrina del dominio del hecho, la construcción entorno a los delitos de infracción de deber, su concepción de responsabilidad, entre muchas otras aportaciones.

Es por todo ello que merecidamente ha sido reconocido como un autor epocal, aquel que ha marcado una específica comprensión de la ciencia penal con un alcance global. Así, su nombre se vincula a un derecho penal mundial (Weltstrafrecht) –una real Scientia Universalis en el mejor sentido Leibniztiano (FS für Claus Roxin zum 80 Geburtstag, p. IX)–. Y no se trata solo del alcance temporal y espacial de sus aportes, sino, además, de su capacidad dialéctica, es decir, la de interactuar en distintos contextos con diferentes problemas jurídicos y de lograr allí aliados de un proyecto común (Luis Greco, Zeitschrift für internationale Strafrechtsdogmatik 7/2016, p. 419 ss.).

En lo personal, me llena de gratitud, profunda admiración y respeto el recordar la forma como fui acogido por él durante mi paso por Alemania como estudiante de la Universidad de Göttingen. Es especialmente grato rememorar aquella visita a su casa en Stockdorf (alrededor de Múnich) durante el verano de 2015 y su apertura para muchos proyectos de traducción e investigación. Muy bien lo reconoce Christian Jäger, el profesor Roxin se caracterizó por “su integridad, su modestia y su calidez. Cualquiera que le conociera sentía su humanidad y amabilidad. Nunca decía una mala palabra, nunca se mostraba duro ni impaciente, sólo comprensivo y de una amabilidad tranquila, pero profunda. Y, sobre todo, no se daba importancia, aunque para muchos sí la tenía” (Christian Jäger, Nachruf auf Claus Roxin).

El profesor Roxin fue un praeceptor mundi, como muy bien lo han dicho los profesores Bernd Schünemann y Luis Greco. Uno que nos deja  como legado y herencia “una manera inimitable de hacer ciencia: abierta a la praxis, abierta al mundo, acogida por ello con entusiasmo por ambos” (Obituario y remembranza de Claus Roxin). Su legado científico, universitario y personal será siempre inspirador y comprometedor para quienes anhelamos una ciencia penal más empática con la realidad.

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