Abecé de los abogados digitales y cómo están respondiendo a los retos de la era digital
Wilson Ríos
Decano Facultad de Derecho de la Fundación Universitaria del Areandina
No hay duda que los abogados cada día nos estamos reinventando. La pandemia de Covid-19 generó un cambio en nuestro rol y en la manera en la que ejercemos el Derecho; asimismo, con el avance de las nuevas tecnologías, quienes nos dedicamos a esta profesión hemos tenido que transformar nuestro trabajo con el propósito de responder a los retos y desafíos que exige la era digital. Fruto de estas nuevas dinámicas han aparecido acertados modelos o conceptos como legaltech, que hoy marcan y dinamizan las pautas de nuestro ejercicio profesional.
En este contexto surgieron los abogados digitales o del siglo XXI, un concepto que marca una tendencia y que nos exige contar con un enfoque más omnicomprensivo de la realidad del entorno digital y que además permita resolver los problemas del mundo tecnológico.
En otras palabras, ser un abogado digital implica, por ejemplo, saber manejar herramientas de trabajo remoto. Aclaro, esto no es saber solo conectarse a una reunión a través de Zoom, Microsoft Teams o Google Meet, sino gestionar recursos tech que nos faciliten llevar adelante una oficina o departamento legal, en el gobierno o sector privado, de forma virtual.
Lo anterior supone no solo un manejo de herramientas cotidianas como Word, Excel o PowerPoint, sino además saber construir un ambiente de trabajo digital en el que toda la información esté en la nube, programar o diseñar una página web, tener conocimientos profundos sobre manejo de datos y conocer tecnologías como inteligencia artificial (IA), blockchain, ciberseguridad, contratos inteligentes (smart contract), neuroderechos, entre otros recursos TI de última generación que nos permitan trabajar en equipos multidisciplinarios y de diversas áreas o campos.
Otra de las habilidades blandas que caracterizan a los abogados digitales es la capacidad de trabajar bajo la metodología de gestión de proyectos, es decir, cumpliendo con cronogramas y objetivos establecidos para evaluar nuestro trabajo. Estas son conocidas como legal project management.
Ahora bien, aunque el Derecho es una de las profesiones más tradicionales, inmutables y conservadoras que hay, en buena parte por eso el legaltech solo empezó a entrar con fuerza a raíz del dinamismo que demanda nuestra profesión, hoy también es fundamental que entendamos la importancia de complementarla con herramientas de otras áreas, como el diseño, las finanzas, la comunicación y hasta el mercadeo, para realmente entender las necesidades de los clientes y ofrecer las mejores soluciones.
Así funciona un abogado digital en la práctica
Si se trata de un especialista en penal, este debe conocer la legislación sobre delitos informáticos tanto local como los mecanismos de interacción internacional, y en especial todo lo que tiene que ver con fraudes digitales, hackeo de información, acceso abusivo a sistemas informáticos y vulneración de datos personales.
Ahora, si hablamos de un abogado comercial o corporativo es clave que maneje los temas relacionados con desmaterialización de títulos valores, facturación electrónica, contratos inteligentes, blockchain y que sepa también de la normativa que protege los derechos de los consumidores en plataformas de eCommerce o tiendas online, en aspectos como garantías, criptoactivos, derecho de retracto, devoluciones de dinero, jurisdicción y competencia de conflictos en red, entre otros.
Pero si es un laboralista es fundamental que esté actualizado en todos los temas del entorno digital de su campo, como son las normas sobre la regulación del teletrabajo y cómo han evolucionado, especialmente a partir de la pandemia por Covid-19. Así mismo, entender cómo los procesos de automatización traerán la pérdida de plazas de trabajo y cómo surgen conceptos como el de renta vitalicia y demás mecanismos de compensación para tales efectos.
En conclusión, si hablamos de un abogado digital debe conocer cómo se recaudan las pruebas en el mundo online, entre ellas en mensajes de datos, correos electrónicos, contenidos de sitios web, servicios de mensajería, comunicaciones de WhatsApp, Telegram, redes sociales, blog y microblogs. Es decir, tiene que saber al pie de la letra todo lo relacionado con evidencia digital y computación forense. Además, es clave que maneje todas las herramientas del legaltech y que esté actualizado en lo que tiene que ver con IA generativa (LLM), pero manteniendo siempre su deber de diligencia y cuidado, el decoro, la ética, la lealtad, el cuidado y la responsabilidad con sus clientes, en especial en la elaboración de actos y contratos, acciones legales de todo tipo, memoriales, alegatos, conceptos y demás documentos legales que hoy se pueden hacer con ChatGPT u otras aplicaciones incluso multimodales.
Finalmente, vale aclarar que un abogado digital puede prestar sus servicios tanto de forma presencial como de manera virtual; de hecho, hoy en día su trabajo se hace de una manera más global, en un entorno híbrido, que combina de manera perfecta estos dos escenarios.
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