¿La inteligencia artificial remplazará a nuestros jueces?
Jorge Alejandro García Pérez
Director de Legaltech & Compliance en Moncada Abogados
La inteligencia artificial no está diseñada para tomar decisiones por los jueces, está diseñada para ayudar a los jueces a tener mejores herramientas para tomar decisiones acertadas y justas dentro de un proceso.
Hay gente que cree que los jueces de carne y hueso serán remplazados por robots. Seamos claros: actividades intelectuales como la toma de una decisión judicial no van a estar sujetas a la inteligencia artificial. Para ello, en el mundo, se están creando lineamientos y marcos éticos para evitar o regular el desarrollo de hardware o software que tomen decisiones que puedan afectar los derechos de las personas.
Lo que sí va a suceder y ya está sucediendo es que tareas repetitivas, como buscar un expediente o comparar dos o más sentencias, pueden ser realizadas por una máquina, de tal modo que los jueces puedan involucrarse de lleno en los casos, sin distracciones de ningún tipo, ahorrando labores que afectan la celeridad.
Las tecnologías de última generación pueden ayudar en la descongestión de los despachos judiciales, al hacer más eficiente el trabajo del juez, lo mismo que el de sus secretarios, sus escribientes y el de todos los involucrados en el proceso judicial. La inteligencia artificial proporciona eficiencia de muchas maneras: encontrar una norma de manera más rápida, verificar la vigencia de la disposición y hallar tendencias entre fallos, entre altas cortes o, incluso, entre jueces específicos. La inteligencia artificial es capaz de hacer esto de manera muy fácil, ya que su especialidad es encontrar patrones dentro de grandes cantidades de información, constituyéndose en soporte de cualquier investigación jurídica.
Ahora bien: ¿a qué llamamos jueces aumentados? Es un concepto en desarrollo y se refiere a la posibilidad de aumentar la capacidad cognitiva de una persona. Un juez con capacidad cognitiva aumentada podría tener un mejor entendimiento de ciertos temas que son muy complejos, con ayuda de dispositivos de mejoramiento embebidos de inteligencia artificial, realidad virtual o realidad aumentada, como las famosas Google Glass, o a través de alteraciones biológicas voluntariamente aceptadas. Es decir, aumentar la capacidad cerebral significa una ventaja al momento de procesar y adquirir información.
El mejor ejemplo para entender el concepto lo tenemos en el deporte paralímpico. Seres humanos que han perdido sus piernas pueden seguir practicando el atletismo, incluso con mejores resultados que los demás, debido a que la tecnología ha mejorado la capacidad biológica humana para correr más rápido, como ocurrió en el famoso caso Pistorius[1].
En el campo de la justicia tenemos grandes avances. La extinta plataforma ROSS en EE UU permitía realizar resúmenes de sentencias y de actividades judiciales, de una manera muy acertada. En Colombia, el software Prometea, ya usado por la Corte Constitucional, permite determinar, partiendo de un grupo muy grande de providencias, cuáles deberían ser objeto de revisión por esta entidad. Es una labor muy específica que normalmente requiere de una gran cantidad de personas, todas muy capacitadas, para poder saber sobre cuáles temas ya se han pronunciado los magistrados o si una decisión requiere de un desarrollo adicional.
La inteligencia artificial es capaz de conseguir resultados en pocos segundos y con niveles de acierto más altos que un equipo de humanos entrenados. Sin embargo, estamos hablando de programas piloto que todavía no se utilizan de manera general.
¿Qué futuro le espera a la administración de justicia en el marco de la Quinta Revolución Industrial? Pienso que el futuro siempre será mejor. Como lo demuestra Steven Pinker en su charla[2], nos encontramos mucho mejor ahora que hace 100 años. La aplicación de la tecnología al campo del Derecho (legaltech) promete ser ese cambio que la profesión requiere. La inteligencia artificial, junto con la big data, nos permitirán generar nuevas maneras de relacionarnos, de resolver preguntas fundamentales del Derecho y de convertirnos en una sociedad más justa y equitativa, así como de disminuir los riesgos de corrupción, de lavados de activos, de financiación del terrorismo y otros que son propios de la administración de justicia, gracias al uso ético de dichas tecnologías.
Finalmente, debe cambiarse la manera en que se educan nuestros futuros jueces y abogados. Es urgente la modificación de los currículos académicos, incluyendo módulos sobre el uso de tecnologías, la necesidad de un segundo y tercer idioma, al igual que la programación. En general, debemos anticipar cómo enfrentar los problemas de una sociedad basada en algoritmos.
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