28 de Noviembre de 2024 /
Actualizado hace 15 horas | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Etcétera

Curiosidades y…

Sinestesia

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Antonio Vélez M.

 

La sinestesia es una figura retórica que atribuye una sensación (olfato, gusto, tacto, vista y oído) a un concepto al cual no le corresponde naturalmente. Por ejemplo: una noticia muy amarga. Pero, también, la sinestesia se refiere a un fenómeno sicológico bien notable. Los científicos han clasificado hasta el momento más de 80 modalidades de sinestesia. Por ejemplo, hay sinestesia sonido-color: percibir un color al escuchar un sonido; secuencias espaciales: percibir los meses ordenados en un círculo; sinestesia grafema-color: asociar un color específico a las letras y a los números; sinestesia léxico-gustativa: la pronunciación de una palabra genera una sensación de gusto en la boca; sinestesia música-color: se visualizan diferentes colores de acuerdo con ciertas características de la música que se escucha, como el timbre o la frecuencia. Algunas personas pueden ver letras o números en determinados colores, aunque estén impresos en negro; otras, por ejemplo, visualizan colores al escuchar ciertos sonidos.

 

Entre los músicos sinestésicos figuran desde el compositor Franz Liszt hasta la cantante Lady Gaga. Hoy se sabe que Vladimir Nabokov (autor de Lolita) y Franz Liszt eran sinestésicos, al igual que otros músicos como György Ligeti, Olivier Messiaen y Jean Sibelius. El caso del pintor Vasili Kandinski es más controvertido, ya que algunos investigadores creen que no era realmente sinestésico y que “simplemente utilizó la idea de sinestesia para crear algunos de sus cuadros”, nos cuenta un experto del arte pictórico. Pero también podemos encontrar nombres muy conocidos de la música popular actual, como los cantantes Lady Gaga y Tori Amos.

 

El inglés Daniel Tammet, en el Museo de Arte de la Ciencia, en Oxford, recitó de memoria en el 2004 los primeros 22.514 dígitos de pi, hazaña que le tomó un poco más de cinco horas. Desde muy pequeño, Daniel mostró una extraordinaria capacidad para el cálculo matemático, virtud debida a que era capaz de sentir los números de una manera excepcionalmente vívida. Según sus propias palabras: “Los números se mueven en mi mente, a veces son rápidos, a veces lentos. A veces están a oscuras, a veces son brillantes. Esa emoción, ese movimiento, esa textura son muy importantes para mí”. Además, Tammet no necesita una calculadora para ciertos cálculos aritméticos, como, por ejemplo, 27 elevado a la séptima potencia, cuya respuesta, 10460353203, le tomó apenas unos pocos segundos.

 

La capacidad de mezclar los sentidos y obtener así una experiencia sensorial incrementada pertenece a la sinestesia. Algunos sinestésicos ven colores cuando escuchan música, otros pueden sentir literalmente el “sabor” de las palabras. Otras personas pueden, por ejemplo, percibir la letra A de color rojo, la S de color amarillo y la Z de color negro. ​Varias regiones del cerebro con capacidades diferentes se asocian y producen virtudes desconocidas para el resto de los mortales. En la mayoría de los cerebros de las personas normales, el reconocimiento de los colores, por ejemplo, y la capacidad de manipular números o palabras, aparecen separadas, y así la información también se mantiene separada.

 

La sinestesia no es ningún trastorno, ni alteración, ni una enfermedad. Podríamos decir que es una forma diferente, e incluso “más completa”, de percibir o experimentar los diferentes estímulos sensoriales. En los sinestésicos, el cerebro posee comunicaciones entre regiones que no existen en los cerebros normales. En el caso de Tammet, por ejemplo, todos los números del cero al mil se describen en su mente como “una forma en tres dimensiones, con color y textura únicos”. Él decía que veía el 15 de un color blanco amarillento y abultado. La sinestesia puede ocurrir incluso cuando uno de los sentidos está deteriorado. Por ejemplo, una persona que ve colores cuando oye palabras, aunque pierda la visión puede seguir durante el resto de su vida percibiendo estos colores. Este fenómeno recibe también el nombre de “colores marcianos”, término que se originó tras el caso de un sinestético que nació daltónico y que decía que podía ver colores “alienígenas”, que era incapaz de ver como ven las personas normales, pues en realidad percibía mediado por su sinestesia.

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