Sin inversión
Juan Manuel Camargo G.
Distinguidos analistas vienen advirtiendo de la poca inversión privada que se registró el año pasado en Colombia. La situación es preocupante, al menos desde el punto de vista convencional.
El crecimiento real del PIB en Colombia en el 2021 fue de casi el 11 %, lo que se atribuyó a un rebote natural, después de los bloqueos y complicaciones asociados a la pandemia. Pero, en el 2022, la economía creció el 7,3 %, lo que es relevante. La demanda creció en ese año más del 10 %, en términos reales.
La situación en el 2023 fue muy distinta. El crecimiento del PIB fue de apenas del 0,6 %, mientras que el Banco de la República y la mayoría de analistas esperaba al menos un 1 %. La demanda interna bajó un 3,8 %, no por los hogares (cuyo consumo creció 1,1 % real en el 2023), sino por los componentes más importantes: la formación bruta de capital y el consumo público.
La “formación bruta de capital” es, básicamente, la inversión en bienes y servicios en la economía nacional. Este componente bajó un 24,8 % en términos reales en el 2023. La inversión en maquinaria y equipo bajó un 18 %, la inversión en vivienda no creció y decreció (casi un 10 %) la inversión en otros edificios y estructuras. Las importaciones en equipos de transporte decrecieron alrededor del 50 %.
Para colmo de males, en el 2023 el consumo público creció solamente un 0,9 %, muy inferior al 2,1 % que se presupuestaba. Esto quiere decir que el gasto del sector público no compensó la contracción del sector privado, a pesar de que el recaudo por impuestos (según el Dane) tuvo un aumento real del 13 % en el 2023, lo que representa un 22,7 % del PIB.
Para el 2024, las expectativas no son altas, sino al revés. Germán Vargas Lleras alerta sobre el proyecto de Código de Minas que, en sus palabras, tiene la intención de “acabar con la minería formal del país, bajo el ropaje de un propósito ambiental”. Varios proyectos de infraestructura están detenidos, muchos de ellos, también, por razones ambientalistas. Las desafortunadas reformas a la salud y pensional podrían afectar, si son aprobadas, el consumo de los hogares. Las ganancias de Ecopetrol cayeron un 42,8 % en el 2023. A pesar del decrecimiento económico, la inflación está más de cinco puntos porcentuales por encima de la meta.
Todo indica una clara aversión al riesgo por parte del sector privado, la cual es atribuida por muchos a la desconfianza hacia el gobierno Petro. El sector productivo y empresarial privado siente hostilidad de parte de las autoridades, no ve medidas económicas provechosas que puedan sacar al país de su letargo y además ve con preocupación que tanto la actividad como la inactividad del Gobierno forman nubarrones en aspectos críticos, como la seguridad, el Estado de derecho y la estabilidad política.
Sin embargo, el Gobierno Nacional no parece preocupado. En su reciente intervención ante el Congreso Nacional de Municipios, el presidente Petro dijo: “Han salido buenas cifras”. Según él, los números de la inseguridad están “en un estancamiento” y “ojalá empiecen a descender”, aunque los que presentó no coinciden con los del Ministerio de Defensa. Celebró que la tasa de desempleo haya bajado un 1 % entre enero del 2023 y enero del 2024, y lanzó varias ideas a las que no están asociadas planes y muchos menos proyectos concretos.
Es evidente que hay una gran desconexión entre este Gobierno y la empresa privada. Y, aunque sería fabuloso que este Gobierno tuviera la razón, y nos mostrara una senda de crecimiento ambientalmente amigable, que mejorara las condiciones de vida de todos, ya ha pasado más de un año y lo que se ve no apunta hacia tan altas metas.
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