Verbo y Gracia
Árbitra, presidenta, arbitraje, una, órbita
Fernando Ávila
Fundación Redacción
Nicolás Lozada Pimiento y Laura Leal Ospina dicen en el número anterior de Ámbito Jurídico que las mujeres que desempeñan los cargos de árbitro y presidente de tribunal deben llamarse a sí mismas árbitra y presidenta.
Efectivamente la voz árbitro tiene como femenino árbitra, sin restricciones, registrado así en el Diccionario de la lengua española, DLE, 2014, principal lexicón normativo de la Academia. En el campo deportivo, especialmente en el fútbol, ya es habitual llamar árbitra a la mujer que pita un partido. El DLE define esta voz así: ‘persona que, con autoridad reconocida o designada por las partes, resuelve un conflicto o concilia intereses’, y da como sinónimos arbitrador y arbitradora, ‘persona a la que las partes encomiendan la determinación del precio o de otro de los elementos del contrato previamente concertado’.
En cuanto a presidenta, la tendencia mayoritaria es usarla para mujeres en vez de presidente. Sin embargo, los participios activos terminados en -nte, caminante (de caminar), suplente (de suplir), visitante (de visitar), presidente (de presidir)… son de género común, es decir, iguales para hombre y para mujer. La terminación -nte no es masculina, sino común, “un/una caminante llegó…”, “el/la suplente asumió…”, “nuestro/nuestra visitante contó...”, “este/esta presidente manifestó…”. No obstante, hay opciones para el femenino de estas voces, como son gerenta, presidenta, vicepresidenta y asistenta.
La opción, como su nombre lo indica, es opcional. Se le puede decir a la mujer gerente o gerenta, presidente o presidenta, vicepresidente o vicepresidenta, asistente o asistenta, como sucede con voces de otras categorías léxicas, como jefe y juez, palabras de género común, que tienen como opciones para el femenino, jefa y jueza.
Es curioso que en esta época en que el lenguaje inclusivo se abre campo, aparezca, como apareció en reciente domingo en El Tiempo, Aleida, representante del pensamiento femenino y, sin duda, del ideario feminista, diciendo: “Cuando uno tiene buenas amigas no necesita guardar datos en la nube”. No dice “cuando una”, sino “cuando uno”. Es que la reivindicación de lo femenino no puede ceder a la pérdida de caché (“primero muertas que sencillas”). Difícilmente una mujer de cierto nivel cultural dirá “una” en vez de “uno”, porque su lucha, la lucha por visibilizar nominalmente a la mujer, perdería categoría social. Ya decía Rufino José Cuervo en sus Apuntaciones del lenguaje bogotano que el femenino correcto de uno (“uno cree que no”) es una (“una cree que sí”), pero dama santafereña que se respetara era incapaz de usar ese femenino.
Arbitraje
En cuanto a la aclaración que se hace sobre las palabras arbitraje y arbitramento, efectivamente la correcta es arbitraje, que el DLE define como ‘procedimiento extrajudicial para resolver conflictos de intereses mediante sometimientos de las partes, por mutuo acuerdo, a la decisión de uno de los árbitros’, y el Diccionario panhispánico del español jurídico, 2020, como ‘sistema extrajudicial de resolución de conflictos intersubjetivos sobre cuestiones de libre disposición’. Arbitramento no aparece en ninguno de los diccionarios normativos.
Órbita
Pregunta Gerardo Mesías: ¿Es correcto decir “desde la órbita de lo personal” o “en la órbita de lo personal”?
Respuesta: El término órbita está definido como ‘curva debida a la acción gravitacional, descrita por un cuerpo celeste que se mueve en torno a otro’. Es palabra propia de la astronomía, pero no exclusiva de ella. El DLE también define órbita como ‘ámbito en que se percibe la influencia de algo o de alguien’. Con ese sentido es válido hablar de “la órbita de lo personal”, que equivale a ‘el ámbito de lo personal’.
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