Mujeres al poder
Óscar Alarcón Núñez
Melchor Ocampo fue un abogado, científico y político liberal mexicano, nacido el 5 de enero de 1814 y fusilado por el general Donado Márquez. Su nombre completo era José Telésforo Juan Nepomuceno Melchor de la Santísima Trinidad Ocampo Tapia, pero siempre se le conoció como Melchor Ocampo. Durante el gobierno de Juárez, fue nombrado ministro de gobernación, encargado de los ministerios de Relaciones, Guerra y Hacienda.
La verdad es que Melchor Ocampo pasó a la historia en su país por ser el autor de la epístola que se les leía a las parejas que contraían matrimonio civil en el país azteca.
Era una admonición para la pareja, pero a la mujer le daba consejos de respeto y obediencia hacia el marido. Decía: “La mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y la ternura, debe dar y dará al marido, obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe a la persona que nos apoya y defiende, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca, irritable y dura de sí mismo, propia de su carácter”.
Después de más de 140 años, las mexicanas se rebelaron contra esa epístola machista y ese manual de buen comportamiento. Dijeron: ¡basta ya! Y comenzaron el siglo XXI sin volver a escuchar esos consejos del siglo XIX, que se le ocurrieron al señor Melchor Ocampo. El presidente López Michelsen, que había vivido en México, cuando en su gobierno se dio vía libre al matrimonio civil, expidió un decreto similar a la epístola de Melchor Ocampo, pero mucho más liberal.
Yo, que aún no había concluido mis estudios de Derecho, la demandé ante la Corte Suprema de Justicia, corporación que entonces tenía la guarda de la integridad de la Constitución. Esa corporación, por el Frente Nacional, era paritaria. La tumbó con el voto de 12 magistrados conservadores y un solo liberal. El resultado fue 13 a 11, ganando la inconstitucionalidad. Me volvieron godo.
Me reí años después cuando las mujeres “liberales” mexicanas exigieron un texto moderno, inspirado en la igualdad de género que este año se traduce en que el país de los “machotes” –de los jinetes de bigotes– tendrá por primera vez una mujer en el palacio presidencial, en la Silla del Águila, como ellos han bautizado al cargo del primer magistrado.
Los tiempos cambian.
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