Anecdotario Politico
Anecdotario político
Benjamín Ardila
Más allá de la responsabilidad social empresarial, la escritora Elizabeth Ungar define la protección, el fortalecimiento y la sostenibilidad de la democracia. Y con razón. En la Constitución de 1991 quedó ello claro: la empresa, como base del desarrollo, tiene una función social que implica obligaciones. A los constituyentes Iván Marulanda, Jaime Benítez, Tulio Cuevas, Guillermo Guerrero, Guillermo Perry y Angelino Garzón, de la Comisión V, correspondió la redacción del fundamental principio.
La titulación de tierras del Estado ha dado lugar a escándalos ruidosos en México y en Colombia. A José María Aranzazu le adjudicaron los linderos de Caldas con Antioquia hasta Chinchiná. Y es famosa la caricatura de Pedro Nel Ospina por Rendón mirando al Cauca –donde recibió extensos dominios– y la frase inolvidable: “Mis esfuerzos no fueron baldíos”.
La eficacia de la propaganda en el combate político no se discute, dice Maurice Duverger, en la Introducción a la política. El apoyo de la gran prensa y de la televisión decide cada rato la victoria electoral. Una campaña por procedimientos análogos a la venta comercial tiene más posibilidades de triunfo que una batalla clásica. El poder político de la propaganda es, finalmente, el poder político del dinero, según el profesor francés.
Los mandatarios deben cuidarse con los regalos interesados. Giscard D’ Estaing, presidente y autor del libro La democracia francesa, recibió en Bangui, de manos de Bokassa, unos diamantes para Francia y se los llevó para la casa. Le Canard lo publicó con foto en los días de elecciones y la derrota frente a Mitterrand terminó su brillante carrera política. Las cosas de la patria no son propiedad particular de nadie.
España, en la década de los treinta, tenía al imprudente cardenal Segura en Sevilla con sus protestas. Al general Franco le dijo en la catedral en su sabatina: “Caudillo no es palabra de tradición española porque significó capitán de ladrones. Y caudillo es sinónimo de demonio en los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola en la meditación de las banderas”. Y el Santo Papa respaldó el prelado español.
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