Anecdotario Político
Benjamín Ardila Duarte
Bolívar ha sido biografiado desde varios ángulos: el presidente Liévano Aguirre relató su vida; el mandatario ecuatoriano Olmedo cantó a Junín e idealizó la epopeya; el ministro Pabón Núñez recopiló su pensamiento político; otros trabajaron sus temas constitucionales; finalmente, el general Valencia Tovar, en 1976, escribió El ser guerrero del libertador, para dejar completa la estatua que Tenerani forjó y a la cual Caro le hizo una oda inmortal.
Casi todos los estadistas colombianos tienen formación literaria. Su limitación es el vacío de conocimientos administrativos. López de Mesa lo anotó en 1955, Eduardo Santos desde 1927 y Vázquez Carrizosa en su libro El poder presidencial en Colombia.
Rafael Núñez, desde 1853, escribió las líneas centrales de su pensamiento así: “Yo solicito para mi patria un sistema político en que ni la comunidad absorba completamente al individuo, ni el individuo a la comunidad; la combinación de estos dos extremos es, en mi concepto, ese sistema; y yo no vacilo en adoptarlo; desde luego que me asiste el convencimiento profundo de que ella es un símbolo de salud para el pueblo granadino”.
El presidente y dictador Rafael Reyes, a pesar de su trayectoria diplomática en Francia, tenía caídas verdaderamente cuartelarias: al recibir delegaciones femeninas pedía que hablara la señora más vieja, para obtener silencios, y para banquetes, pedía con anterioridad comida ordinaria y abundante como para eclesiásticos, según escrito de Holguín Arboleda.
Las invasiones ilegales son la parte crítica de la lucha por la tierra. Mosquera y Carlos Lleras hicieron su desamortización y reforma, respectivamente: la guerra campesina precede a la reforma agraria o al sustituto de una política social en la vida rural. Óscar Delgado, sobre América Latina, y Juan Camilo Restrepo, con Andrés Bernal Morales, escribieron sobre tierra y posconflicto en Colombia. El tema amerita gran debate nacional y un proyecto que haga justicia y preserve la seguridad jurídica, haga un país de propietarios, técnica moderna y productividad considerable.
Los exilados españoles han sido siempre muy creativos: los jesuitas, desterrados por Carlos III, ayudaron a modernizar a Rusia; los judíos Espinoza como filósofo; Disraeli, estadista inglés, y Manín, batallador de la unidad italiana, descendían de judíos españoles; mientras que los republicanos, derrotados por Franco, hicieron obra cultural y científica en América Latina.
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