Anecdotario político
Benjamín Ardila Duarte
Colombia tiene parecido a Bolivia en una parte, a Argentina en otra, y como la costa peruana más allá; tiene algo de México y algo del Brasil; mucho de Ecuador y de Venezuela, toda la americanidad en su suelo multiforme y también en sus productos: café como Brasil; azúcar como Cuba y Puerto Rico; tierras de pastoreo como Argentina; banano como Centroamérica; petróleo como México y Venezuela; textiles populares como Ecuador, cacao y tabaco como las islas antillanas.
El Icetex fue creación del ministro Gabriel Betancourt Mejía. Lo organizó para estudios en el exterior. Se amplió y hay miles de estudiantes en Colombia con sus servicios y sus deudas. Hoy, se plantea un alivio para esas altas deudas y altos intereses y una reforma al otorgar los créditos. Los anglosajones ricos crean fundaciones para la educación, ejemplo que debería ser imitado en Colombia y que, en pocos casos, existe, pero debe ser ampliado a todos los cacaos, como llaman ahora a los poderosos.
Las bonanzas cafeteras generan discusiones. En 1978, el economista Jorge Méndez Munévar, gerente del IFI en su época, dijo que la bonanza era de los 33 exportadores que no han producido un grano de café. Ernesto Samper, en Anif; la Pastoral del Quindío y el Foro sobre el Ingreso de Eastman, en la Cámara de Representantes, repitieron lo mismo, porque las cooperativas no exportaban ni tenían esa utilidad. El mejor precio internacional debe irrigarse especialmente al ingreso familiar de los productores.
Club de los afortunados y felices, llamó el doctor López Michelsen al Frente Nacional: los dirigentes pasaban del Senado a la gobernación, de allí al ministerio, de allá a la gerencia, de una cartera ejecutiva a otra. Ya entonces se propuso lo que el sociólogo Pareto llamó la circulación de las elites, el relevo de clase rectora, la juventud al poder y la igualdad de oportunidades para jóvenes de la provincia y del estrato bajo.
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