25 de Noviembre de 2024 /
Actualizado hace 30 minutos | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Online

¿Quién ganaría el “Mundial por los Derechos de los Animales”?

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Carlos Andrés Muñoz López

Magíster en Bioética de la Universidad Javeriana

Miembro del Observatorio Animalista

Profesor Universidad Simón Bolívar

En plena fiebre mundialista, la congregación de naciones nos hace vibrar con la juntanza de culturas, de poderes y bellezas. Es momento de pensarnos como mundo y de celebrarnos como especie. De compararnos y saber más de nuestros sueños y nuestros fracasos, que el planeta sepa de que cada parte forma un todo. Recordar que somos humanos y que esa condición nos hace conscientes de qué significa ser un animal: un ser que sufre y que busca felicidad, o la eudaimonía como llamaba Aristóteles (búsqueda necesitada del reconocimiento del otro por más individual que sea nuestro proyecto).

Es por ello que es pertinente gritar y destacar los goles que hayan podido anotar los países para proteger los derechos de los animales, siempre conscientes de que, cualquier progreso para los animales es un progreso para la humanidad. Para empezar, como históricas aparecen selecciones como la de Reino Unido –que justamente también inventó el fútbol–, allí aparecen partidos memorables, como la prohibición del maltrato al ganado y a los caballos, en 1822, y que repitió dicha hazaña cuando la prohibición se hizo extensiva a los animales domésticos, en 1900, un verdadero gol olímpico.

Sin embargo, como estamos hablando de este mundial, mas no de no de mundiales anteriores, debemos empezar por resaltar a una selección que muestra un trabajo articulado y en equipo: la selección de Bélgica, que saca pecho, pues desde el 2018 actualizó la legislación animal, con nada más y nada menos que un Código de Bienestar Animal. Sistematizando así el estudio y comprensión de los animales en el mundo jurídico. Un verdadero trabajo en conjunto, aunque sus esfuerzos aún siguen actualizándose para alcanzar mejores resultados.

No es un logro menor lo de los belgas considerando que Colombia ha querido imitar, pero aún no se ha podido materializar su Código de Protección y Bienestar Animal; algo que, sin duda, revolucionaria el Derecho colombiano a favor de los animales. Habrá que esperar.

Por otra parte, y llegando a una de las mayores candidatas para quedarse con el Mundial animalista, hay que resaltar la magia y la riqueza técnica con que cuenta la Selección de Holanda, o mejor, de Países Bajos, más conocida como la “naranja mecánica”. Quien ostenta al día de hoy el ser el único país sin perros callejeros o abandonados. Y ello no es de gratis, esto se debe a políticas y leyes que fomentan la educación ciudadana, incentivos a la compra y venta de animales de compañía, campañas de esterilización y castigos a quien abandone (entre 15.000 y 20.000 euros de multa). Factores que llegan a sustentar las razones que han llevado a estimar que cerca del 90 % de los perros en Holanda son adoptados y solo 10 % son de compra y venta.,

Países Bajos apostó por la educación y ello significa que el cambio más efectivo llega con paciencia y fortaleciendo las inferiores, es decir, a los menores. Las generaciones futuras deben normalizar el deber ético y moral de que los animales de compañía son parte de la familia y que tenemos una responsabilidad de por vida con ellos. Los niños y niñas deben naturalizar de que no está bien comprar animales, pues estimula su explotación y favorece al abandono al quitársele ante todo una oportunidad a un animal sin hogar. En conclusión, de admirar lo de la “naranja mecánica”, que son como Brasil y Argentina juntas en fútbol, pero en materia de protección animal.

Ahora bien, ¿y Colombia qué?

Con muchos bríos y una nueva dirección técnica, Colombia quiere volver a llegar a un Mundial de derechos de los animales. En el nuevo sistema del juego por los animales, su técnico, Gustavo Petro, actualmente solo se destaca por su planteamiento, pero aún sin ninguna jugada para rescatar. Se espera un despliegue su jogo bonito luego de las declaraciones previas. Por ahora, solo expectativas, aunque apenas esto empieza.

La pelota rueda y Colombia se aferra al recuerdo de sus grandes actuaciones históricas para inspirarse y volver a un Mundial por los animales. Recuerdos vivos en donde con la Ley 1776 de 2016 se penalizó el maltrato animal o la clásica actuación de 1989 cuando expidió el Estatuto Nacional de Protección a los Animales. O, al menos, con el recuerdo remoto de la histórica prohibición del maltrato animal del Código Penal de los Estados Unidos de Colombia en 1873.

Al Mundial de derechos de los animales, como en el de fútbol, no clasificamos pese a tener todos los elementos para una transformación que permita la admiración mundial por nuestros actos. Vivimos de los destellos del buen juego que por momentos mostramos y que nos dan la ilusión de resaltar en el panorama mundial para lograr un mundo mejor y armonía con todos los animales.

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