07 de Febrero de 2025 /
Actualizado hace 13 minutes | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Online

Dime lo que publicas y la IA te dirá quién eres

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Cristian David Salazar Chavarro

Profesor de Derecho Disciplinario e Informático

X: @CristianS05

Hace unos días, motivado por la curiosidad, decidí poner a prueba la inteligencia artificial (IA). Quería saber qué tanto sabía sobre mí, así que le planteé una pregunta indirecta sobre el libro que escribí recientemente. Para mi sorpresa, no solo lo conocía, sino que recibí un feedback detallado sobre su propuesta de valor. Intrigado, decidí llevar el experimento un paso más allá y preguntarle qué opinaba del autor (ocultando, por supuesto, mi identidad para asegurar una respuesta más objetiva). Tras unos segundos de suspenso, la IA me ofreció una descripción sorprendentemente precisa sobre mi trayectoria profesional.

Si bien la experiencia fue positiva, no pude evitar preguntarme: ¿qué habría sucedido si la respuesta de la IA hubiese contenido información errónea o sacada de contexto? ¿Qué herramientas jurídicas tendría a mi disposición para corregir la “huella digital” que utilizó para generar sus respuestas?

En un mundo dominado por lo digital, las redes sociales han dejado de ser simples espacios de interacción para convertirse en auténticos espejos de nuestras vidas. Cada “me gusta”, publicación o comentario contribuye a construir una versión digital de nosotros mismos, accesible no solo a nuestros contactos, sino también a sofisticados algoritmos.

Un estudio realizado en 2015 por investigadores de las universidades de Cambridge y Stanford, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, reveló un dato interesante: con solo 10 “me gusta”, una máquina puede conocernos mejor que un compañero de trabajo; con 70, mejor que nuestro compañero de cuarto; con 150, mejor que un familiar cercano, y con 300, mejor que nuestra pareja[1].

Sin embargo, en aquel entonces, este conocimiento estaba limitado a las plataformas que recolectaban los datos. Hoy, con herramientas como ChatGPT, Copilot, Gemini y nuevos modelos de IA generativa como DeepSeek y Qwen, cualquier persona puede analizar y generar perfiles detallados con solo un prompt.

Desde reclutadores hasta potenciales socios comerciales pueden utilizar estas herramientas para obtener una visión profunda de nuestras personalidades, analizando años de contenido en segundos. Imaginemos el caso de un joven profesional que hace años publicó comentarios sarcásticos sobre su antiguo empleo. A pesar de su evidente evolución personal, la IA puede resucitar esas publicaciones, interpretarlas fuera de contexto y afectar su reputación ante futuros empleadores.

Aquí surge un dilema crítico: ¿quién controla la narrativa digital que construyen los algoritmos sobre nosotros? Las interpretaciones de la IA pueden ser erróneas, parciales o, incluso, sesgadas, y estas percepciones digitales pueden influir en oportunidades clave como la obtención de empleo, acceso a servicios financieros o, incluso, la valoración de nuestra credibilidad.

Desde una perspectiva jurídica, el uso de perfiles digitales generados por IA plantea importantes interrogantes: ¿hasta qué punto se puede utilizar lo que publicamos en redes sociales como fuente de información sin nuestro consentimiento explícito? ¿Qué sucede si una IA concluye erróneamente que alguien representa un “riesgo potencial”, basándose en publicaciones descontextualizadas?

En la actualidad, normativas como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) en la Unión Europea y la Ley 1581 de 2012 en Colombia ofrecen mecanismos de protección de datos personales. Sin embargo, estas legislaciones no contemplan plenamente el alcance de la IA generativa y su capacidad de inferir información basada en análisis de patrones.

Ante estos desafíos, resulta imperativo adoptar medidas jurídicas y éticas que garanticen la protección de nuestra identidad digital. A continuación, proponemos tres acciones necesarias: (i) abordar explícitamente el uso de IA en la construcción de perfiles digitales; (ii) exigir a las empresas que utilizan IA la transparencia en la forma en que se generan, interpretan y utilizan los perfiles, y (iii) asegurar que las personas puedan acceder a información detallada sobre cómo se llegó a ciertas conclusiones sobre su identidad digital, así como la posibilidad de solicitar la corrección o eliminación de interpretaciones erróneas.

En un futuro donde la IA se consolida como el asesor estrella en la selección de personal, surge un nuevo desafío: proteger no solo nuestros datos, sino también la interpretación que la IA hace de ellos.

Ahora dime, ¿te animarías a preguntarle a la IA qué opina de ti? No hace falta que le des muchos datos… quizás, ya los tenga.

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[1] Ver al respecto: https://www.eltiempo.com/tecnosfera/novedades-tecnologia/el-significado-de-un-like-en-las-redes-sociales-406570

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