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Actualizado hace 47 minutos | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Análisis


Una reforma laboral ajustada a Colombia

20 de Junio de 2023

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Una reforma laboral ajustada a Colombia (Shutterstock)

Juliana Morad Acero

Abogada, filósofa y estudiante del doctorado en Economía de la Universidad Javeriana

Codirectora del Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana

 

José Mauricio Salazar Sáenz

Economista de la Universidad Javeriana

Ph.D. en Economía de University of North Carolina at Chapel Hill

En el país, en las últimas semanas, se ha estado debatiendo el proyecto de reforma laboral y las diferentes propuestas presentadas por algunos representantes en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes. Sin embargo, es crucial evaluar la situación del mercado laboral colombiano para poder analizar adecuadamente dichas propuestas. Desde los Observatorios Laboral y Fiscal de la Universidad Javeriana nos propusimos el siguiente ejercicio: partamos de un análisis exhaustivo de la realidad laboral de Colombia y desde ahí pensemos un articulado de reforma laboral que le responda no solo a los que hoy tienen contrato laboral, sino a los millones de colombianos desempleados, no participantes e informales para que su generación de ingresos se vea motivada por relaciones laborales que les generen ingresos a lo largo de sus vidas.

Es importante mencionar que las sociedades responden a cambios de formas no anticipadas o por fuera de los objetivos políticos de ciertas medidas. Incluso, sin medidas políticas, las personas suelen cambiar comportamientos, respondiendo a incentivos. Cansados del tráfico y de una ciudad que deja poco tiempo al ocio, muchos bogotanos han optado por mudarse a ciudades intermedias. Por otra parte, muchos nómadas digitales han movido su residencia de forma temporal a Medellín. En ambos casos, los precios de los bienes inmobiliarios y arriendos han subido generando que las personas que residían en ambos lugares encuentren más encarecida sus ciudades. De esta forma, sin ninguna política clara, el bienestar de millones se ha visto afectado.

Una reforma laboral, por supuesto, va a cambiar incentivos y costos de contratación, va a cambiar las relaciones de las personas con el tiempo (si hay cambios en las jornadas laborales), va a cambiar las relaciones laborales en el campo y en la ciudad y va a tener incidencia en las brechas de género y étnicas que tenemos en el país. Contemplar estos cambios es necesario para minimizar los efectos no deseados de políticas y contemplar todos los posibles efectos que un cambio normativo puede generar. No hacerlo es irresponsable con la sociedad sobre la cual se legisla. Ahora bien, observemos el contexto laboral actual con cifras de la Gran Encuesta Integrada de Hogares en el 2022.

Observando a los mayores de 15 años, Colombia es un país en donde el 18 % son empleados formales, el 25 % son empleados informales y el 52 % son desempleados. Pensar solo en una reforma para los empleados formales es hablarle a una pequeña porción de Colombia y cualquier modificación debería tener en cuenta la realidad de aquellos que no pertenecen a los trabajadores formales, ignorar a los trabajadores informales podría agravar la brecha existente entre estos trabajadores y los formales y podría incrementar el desempleo y la no participación.

Considerando solo a los empleados, es importante tener en cuenta que nuestro país presenta altos niveles de informalidad en todas las regiones, pero es más pronunciada en las zonas rurales, llegando, incluso, al 85 % en el campo. Además, se acentúa entre los jóvenes de 15 a 24 años y los adultos mayores de 57 años. Así mismo, aumenta a medida que disminuye el número de trabajadores por empresa, alcanzando el 90 % en las empresas con hasta cinco empleados.

Nuestro país se caracteriza por tener un alto predominio del autoempleo y empresas con hasta cinco trabajadores. Estas constituyen la norma general en todas las edades, empleando entre el 50 % y el 83 % de los trabajadores en Colombia. Los grupos de edad más empleados en empresas de hasta cinco trabajadores son los jóvenes y los adultos mayores. Si analizamos la participación de estas empresas en distintas áreas, encontramos que en las cinco principales ciudades representan el 42 % de los demandantes de empleo, en las 19 ciudades medianas el 56 %, en otras áreas urbanas el 63 %, y en las zonas rurales alcanzan el 82 % de los empleados. Esto demuestra que Colombia es un país donde el autoempleo y los empleadores con hasta cinco trabajadores predominan en el mercado laboral.

Ninguna empresa grande del país y del mundo empezó siendo empresa grande. De hecho, es de conocimiento común que las gigantes empresas tecnológicas empezaron en garajes y, en Colombia, algunas de las grandes empresas de confecciones evolucionaron de ser sastres de barrio a empresas exportadoras con miles de empleados. Por lo tanto, se requiere fortalecer y darles a las empresas pequeñas las posibilidades de crecer, evolucionar y pensar para ellas también una reforma laboral.

Los sectores que generan la mayor cantidad de empleo en Colombia son el comercio, el turismo, los servicios administrativos y el sector agrícola. Por otro lado, los sectores extractivo y de electricidad, gas y agua son los que generan menos empleo. El campo, el comercio y el turismo se caracterizan por tener altos niveles de informalidad laboral, donde predominan las microempresas con hasta cinco trabajadores. En cambio, el sector administrativo tiende a ser más formal, con una mayor presencia de empresas con más de 200 empleados.

La realidad salarial

Colombia también enfrenta una realidad salarial compleja, donde muchos salarios promedio están por debajo del salario mínimo legal mensual vigente (SMLMV). Los adultos mayores de 57 años que continúan trabajando en grandes empresas, con más de 200 empleados, reciben los salarios más altos. Por otro lado, los salarios más bajos se registran en los jóvenes de entre 15 y 24 años, independientemente del tamaño de la empresa. En general, los salarios más bajos se encuentran en empresas con hasta cinco trabajadores, que, como se mencionó anteriormente, son las más comunes en nuestro país.

Desglosando por industria, el sector extractivo presenta el salario promedio más alto, alcanzando los 4.562.000 pesos en empresas con más de 200 empleados, mientras que los salarios más bajos predominan en todas las industrias en empresas con hasta cinco trabajadores, rondando los 600.000 pesos.

Ahora, por área geográfica, los salarios más altos se encuentran en las cinco principales ciudades del país, alcanzando los 2.656.000 pesos, mientras que los salarios más bajos se registran en las zonas rurales, llegando a 656.000 pesos, muy por debajo del SMLMV.

Es importante destacar que los salarios en la formalidad, que son la excepción, se sitúan por encima del SMLMV, pero, en promedio y sin desglosar, no superan los 2.200.000 pesos. En contraste, los salarios en la informalidad se encuentran por debajo SMLMV, con un promedio de 656.000 pesos. Por género, observamos que el salario promedio en la formalidad es de 2.300.000 pesos para hombres y 2.100.000 pesos para mujeres. En la informalidad, los salarios promedio son considerablemente más bajos, con 914.000 pesos para hombres y 656.000 pesos para mujeres. Es evidente que las mujeres ganan menos en general en Colombia, pero esta brecha es gigantesca en el sector informal.

En resumen, Colombia es un país con salarios medios bajos, y en la informalidad, que prevalece en general, los salarios están por debajo del SMLMV y donde las brechas de género son más grandes.

Es importante destacar que, por zonas geográficas se puede observar una correlación positiva entre la formalidad laboral y salarios medios altos. Por ejemplo, en Bogotá la formalidad supera el 60 %, y los salarios promedio casi alcanzan los 2.500.000 pesos. Situaciones similares se observan en Antioquia, San Andrés, Casanare y Vaupés. Sin embargo, en la mayoría de las zonas de Colombia, la informalidad laboral prevalece y se relaciona con salarios medios bajos.

Adicionalmente, es importante señalar que en nuestro país las mujeres dedican más tiempo al trabajo doméstico no remunerado, y esta participación es aún mayor para las mujeres casadas que trabajan en la economía informal.

Aspectos esenciales

Mostrado lo anterior, al considerar una reforma laboral deseada, se plantean una serie de aspectos esenciales que deberían incluirse como mínimo:

Es fundamental promover políticas y medidas que fomenten la formalización laboral. Esto implica incentivar a las empresas a contratar empleados de manera legal, proporcionando beneficios y protecciones laborales adecuadas. Así mismo, se deben establecer mecanismos para facilitar la transición de la informalidad a la formalidad, brindando apoyo y asesoramiento a los empleadores y trabajadores.

Puesto que la mayoría de los trabajadores en Colombia se encuentran en la informalidad, es esencial garantizar su protección y mejorar sus condiciones laborales. Esto implica establecer mecanismos de seguridad social adaptados a la realidad de los trabajadores informales. Ya han sonado, por ejemplo, medidas como cotización a pensiones por semanas, días e, incluso, horas.

Dado que las microempresas de hasta cinco trabajadores son predominantes en el país, se deben implementar políticas que promuevan el emprendimiento y brinden apoyo a este tipo de empresas. Esto puede incluir la simplificación de trámites administrativos, acceso a financiamiento, capacitación empresarial y desarrollo de mercados locales.

Es necesario establecer mecanismos que aseguren salarios dignos y justos para todos los trabajadores, tanto en la formalidad como en la informalidad. Esto implica fomentar la negociación colectiva o el diálogo social, incluso para informales y establecer salarios mínimos acordes con el costo de vida que es diverso a lo largo del territorio nacional. Por ejemplo, se podría pensar en salarios mínimos diferenciales por región o tamaño de municipio.

Se deben implementar políticas que impulsen la creación de empleo de calidad en sectores como el campo, el turismo y el comercio, donde la informalidad es alta. Esto implica brindar incentivos a las empresas para mejorar las condiciones laborales, ofrecer capacitación y formación para mejorar la productividad y promover la creación de empleo formal en estos sectores. Una medida que podría replicarse podría replicarse es la reforma tributaria de la Ley 1607 del 2012, que generó más formalidad y redujo las brechas salariales entre las 13 principales ciudades del país.

Dado que las condiciones laborales y las necesidades varían en diferentes regiones del país, es importante tener un enfoque diferenciado en la reforma laboral. Se deben considerar las particularidades de cada región y adaptar las políticas para abordar sus desafíos específicos.

Solo así empezaremos a lograr el necesario pacto social en donde las diferentes formas de relacionamientos laborales sean reconocidos, dignificados y se generen las condiciones para que las empresas pequeñas crezcan en el tiempo y la tasa de informalidad se reduzca. Todo esto partiendo de una realidad social, geográfica y cultural que nos ponga a pensar el empleo más allá del contrato laboral y de las grandes empresas.

Este artículo forma parte de un convenio entre ambitojuridico.com y los Observatorios Laboral y Fiscal de la Universidad Javeriana.

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