05 de Diciembre de 2024 /
Actualizado hace 2 horas | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Análisis


Los “ninis”: ni pueden, ni quieren, ni tienen forma de entrar al empleo formal

16 de Octubre de 2024

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Carlos Adolfo Prieto Monroy

Observatorio Laboral

Pontificia Universidad Javeriana

El contexto

El país, así como el mundo, se enfrentan a un reto significativo en términos de desarrollo socioeconómico: la inclusión efectiva de los jóvenes que ni estudian ni trabajan, comúnmente llamados “ninis”, en el mercado laboral formal. Se trata de un sector vulnerable y frecuentemente marginado de los circuitos económicos formales, y cuya exclusión plantea serias preocupaciones respecto al crecimiento económico y la cohesión social del país.

El desafío de integrar a los “ninis” en el mercado laboral colombiano no se reduce únicamente a la cuestión de la generación de empleo y la pérdida de capital humano; implica, además, abordar una serie de factores subyacentes que van desde la falta de competencias y habilidades adecuadas para su inclusión e incorporación en los circuitos formales, hasta la desconexión entre las instituciones educativas y las demandas del sector productivo.

Los “ninis” representan un segmento significativo de la población colombiana que se encuentra en un estado de vulnerabilidad económica y social. Se trata de individuos que, debido a diversas circunstancias, pero preponderantemente identificables en su grupo etáreo, se han ido excluyendo del sistema educativo y del mercado laboral. Según el boletín del Dane para el trimestre móvil mayo-julio de 2024, la población de jóvenes entre 15 y 28 años que no estudiaba ni se encontraba ocupada fue de, aproximadamente, 2.6 millones, lo que representa el 23,1 % del total de la población en edad de trabajar dentro de este grupo etáreo. Esta cifra se desglosa en 881.000 hombres (7,8 %) y 1.716.000 mujeres (15,3 %).

Las causas que explican la existencia de esta población son diversas y complejas. Entre los factores más relevantes se encuentran la falta de acceso a una educación de calidad, las limitaciones económicas que obligan a muchos jóvenes a abandonar sus estudios para buscar ingresos, y la desigualdad estructural que persiste en las diferentes regiones del país. Además, la falta de oportunidades laborales formales y la presencia de un mercado de trabajo cada vez más competitivo y exigente han contribuido a que estos jóvenes se vean excluidos de la economía formal. Gravísimo en una sociedad tan desigual y con tantos desafíos sociales y económicos como Colombia.

Falta de educación y habilidades técnicas

Uno de los mayores obstáculos para la inclusión de los jóvenes “ninis” en el mercado laboral formal es la carencia de habilidades técnicas y educativas. Muchos de estos jóvenes no han completado su educación secundaria o no han tenido acceso a formación profesional, lo que los coloca en una posición de desventaja frente a las demandas del mercado de trabajo. La falta de competencias específicas y habilidades blandas, como la comunicación efectiva y el trabajo en equipo, reduce sus posibilidades de acceder a empleos formales y bien remunerados.

La brecha entre las habilidades que poseen los jóvenes y las que requieren las empresas es una de las principales razones por las que muchos de ellos permanecen en la informalidad. Esta situación se ve agravada por la ausencia de programas de capacitación accesibles y adaptados a las necesidades del mercado, así como la inexistencia de instrumentos jurídicos que faciliten su inmersión laboral, lo que perpetúa el ciclo de exclusión y limita las oportunidades de desarrollo profesional.

Desigualdad y discriminación

La desigualdad socioeconómica y la discriminación también juegan un papel crucial en la exclusión de los jóvenes “ninis” del mercado laboral formal. Los prejuicios sociales, que a menudo consideran a estos jóvenes como poco motivados o irresponsables, dificultan su acceso a oportunidades laborales y refuerzan estigmas que limitan su integración. Las barreras de género y las desigualdades regionales también contribuyen a una menor participación laboral, afectando especialmente a mujeres jóvenes y a aquellos que viven en zonas rurales o marginadas.

Desconexión entre la educación y el mercado laboral

Otra barrera significativa es la desconexión entre el sistema educativo y las demandas del mercado laboral. Las instituciones educativas en Colombia, a menudo, no están alineadas con las necesidades del sector productivo, lo que resulta en una formación académica que no prepara a los jóvenes para los desafíos y las competencias requeridas en el entorno laboral contemporáneo. Esta falta de alineación impide que los jóvenes adquieran las habilidades necesarias para competir por empleos de calidad y perpetúa su exclusión del empleo formal.

Al respecto, bien vale la pena revisar el modelo de contrato de aprendizaje y práctica académica, que se concentran en procesos formativos formales que, por su regulación, son esencialmente excluyentes de este grupo poblacional, dando lugar a un efecto iatrogénico, por virtud del cual lo que parece un instrumento de inclusión, se vuelve en lo contrario: un mecanismo de selección inversa que perjudica a aquellos que, como los “ninis”, padecen de desempleo y de carencias educativas.

Impacto socioeconómico de la exclusión de los “ninis”

La exclusión de los jóvenes “ninis” del mercado laboral formal tiene profundas consecuencias tanto para la economía como para la superación de la desigualdad en Colombia. En términos económicos, el desempleo juvenil masivo contribuye a una pérdida significativa de productividad y limita el potencial de crecimiento del país. La incapacidad de integrar a estos jóvenes en circuitos laborales y empresariales formales también aumenta su dependencia de las políticas públicas, que tenderán a ser asistenciales y perpetuadoras de pobreza y desigualdad.

Socialmente, la situación de los “ninis” puede implicar la grave pérdida de la civilidad y del tejido democrático de la sociedad en su conjunto, ya que estos jóvenes, al sentirse marginados y sin perspectivas de futuro, pueden ser más vulnerables a involucrarse en actividades ilegales o a desarrollar comportamientos antisociales, o ser fácilmente convencidos de ideas extremistas y polarizantes.

¿Por qué hay que prestarle atención al asunto?

La situación de los “ninis” no solo representa un desafío para las personas directamente afectados, sino que también implica un costo significativo para la sociedad en su conjunto. La falta de inclusión laboral de los jóvenes reduce la productividad económica del país, limita las oportunidades de innovación y desarrollo, y aumenta la presión sobre los sistemas de seguridad social, protección social, las políticas públicas y, en últimas, la legitimidad del Estado social de derecho.

La preocupación por los “ninis” es la de una sociedad que debe preguntarse por su futuro, que debe identificar y replantear sus prioridades, sus necesidades y sus expectativas. Hace falta revisar el modelo de educación, formación y capacitación; el modo de relacionamiento entre la industria y la sociedad, y el papel de las autoridades y los policy makers –bien como promotores o como ralentizadores de los procesos sociales económicos y culturales–,  y del conjunto de la sociedad.

Nunca antes, la frase manida según la cual “los jóvenes son el futuro”, había tenido tanta relevancia.

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