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Ángela María Buitrago: “El silencio y el miedo, las mayores dificultades en la investigación sobre el Palacio de Justicia”

10 de Noviembre de 2015

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Luego de cumplirse un nuevo aniversario de la toma del Palacio de Justicia, existen todavía una serie de dudas e incertidumbres jurídicas que giran en torno a los hechos ocurridos. Sumado a esto, hace tan solo dos semanas la Fiscalía General de la Nación informó sobre el hallazgo de tres desaparecidas en el holocausto: Cristina del Pilar Guarín, Lucy Amparo Oviedo y Luz Mary Portela.

 

Ángela María Buitrago llegó a la Fiscalía General de la Nación en el 2005. Durante la administración del fiscal Mario Iguarán, fue encargada de reabrir la investigación por el caso. Gracias a su trabajo, varios militares fueron investigados y juzgados.

 

ÁMBITO JURIDÍCO conversó con Buitrago sobre la realidad actual de este proceso, así como los desafíos que tuvo que afrontar cuando estuvo a cargo de, quizás, el asunto penal más importante del siglo XX en Colombia.

 

ÁMBITO JURÍDICO: ¿Cuáles fueron las mayores dificultades de la investigación sobre los hechos del Palacio de Justicia?

 

Ángela María Buitrago: Los mayores impedimentos siguen siendo el silencio y el miedo, porque mucha gente sabía muchas cosas, pero no querían declarar. A veces, le declaraban a la Comisión de la Verdad, pero no dejaban sacar sus nombres, y a la investigación judicial le tenían mucho miedo, porque de todos modos quedaban identificados y se asustaban con las represarías que pudieran tener.

 

El otro factor es la polarización de Colombia, porque, obviamente, esta implicaba personas que aprobaban los actos de búsqueda y personas que la reprobaban. Frente a esa labor, también mucha gente se abstuvo, inclusive durante mucho tiempo, de llegar al estrado judicial. Posteriormente, cuando algunas personas se dieron cuenta de lo que se estaba adelantando, aceptaron declarar, pero otros definitivamente nunca aceptaron. Y el paso del tiempo también hace perder elementos fundamentales, pues hubo gente que murió, cosas que se perdieron, etc.

 

Á. J.: ¿Cree que hubo un pacto de silencio?

 

Á. M. B.: Sí. Creo que sigue y seguirá. El punto fundamental es que mientras no se sepa la verdad, este es un hecho del que Colombia no va poder sobreponerse, porque hay muchas cosas que requieren de explicación o, por lo menos, de verdad.

 

Á. J.: ¿Qué opinión tiene sobre los recientes hallazgos divulgados por la Fiscalía General de la Nación?

 

A. M. B.: El hallazgo de los cuerpos necesita más explicación e investigación, porque no se entiende el cambio de identidad ni el porqué reposan restos que no reposaban en el momento del levantamiento, de la necropsia o del entierro. Además, aparecen cosas que no tienen justificación alguna y, por lo tanto, lo que surge para la Fiscalía es una doble labor de investigación, no solamente encontrar algunos de los cuerpos, sino explicitar también por qué murieron, en qué momento llegan allí, dónde están los cuerpos que pertenecían a los nombres de esas tumbas, por qué fueron enterrados allí, etc. Y también de la misma institucionalidad, porque tendrán que dar explicaciones del por qué estaban allí esos restos, después de que salieron vivos del Palacio de Justicia.

 

Á. J.: Ya se anuncian nuevas exhumaciones. ¿Qué consecuencias traerían para la investigación?

 

A. M. B.: Pienso que también hay un problema, y es que si yo simplemente exhumo sin investigación, no estoy dando el nivel de búsqueda frente a lo que realmente sucedió. Entonces, primero, para exhumar todos los cuerpos, se tiene que generar una presunción de culpabilidad en el Estado que entregó mal los cuerpos. Segundo, esa presunción de culpabilidad debe estar basada efectivamente en alguna clase de evidencia que permita  decir que tienen que recuperar todos esos cuerpos. Y aquí se puede abrir otra brecha en la investigación, que es mucho más complicada, y es que, así como aparecieron, aparentemente, dos desparecidos, otros dos desaparecieron, entonces la pregunta es: ¿a qué estamos llegando en el nivel de investigación?

 

La Fiscalía General va a tener que pensar que si ocurren casos similares como estos, a la par tiene que investigar por qué esos cuerpos estaban ahí. Y no solamente eso, se tendría que investigar dónde están los cuerpos de Libia Rincón y de María Cristina Ferrer, que eran las personas que reposaban en esas tumbas, y por qué razón aparecen los cuerpos de Lucy Oviedo, Luz Mary Portela y Cristina del Pilar Guarín.

 

Á. J.: ¿Comparte la tesis de que esto no afecta los procesos de los militares Alfonso Plazas Vega y Jesús Armando Arias Cabrales?

 

A. M. B.: Sí, la comparto plenamente, porque el hecho de que aparezca un cuerpo no quiere decir que no haya habido desaparición. Lo único que eso quiere decir es que se encontró el cuerpo, pero la desaparición existió desde el momento en que la persona desaparece y que vuelve al control de las autoridades, como se pudo verificar en los videos, pues, efectivamente, en ese instante se desarrollaba toda la operación de retoma del Palacio.

 

Á. J.: Desde hace semanas, se habla de una ponencia en la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia a favor de la absolución del coronel Plazas Vega. ¿Eso desvirtuaría tantos años de investigación?

 

A. M. B.: La investigación como tal no es un tema que me afecte directamente a mí, en el sentido de que yo investigué y tuve los elementos para acusar, los jueces juzgaron y tanto la primera como la segunda instancia confirmaron la sentencia condenatoria.

 

Ahora, esto es parte de un debate interminable y también de una decisión política, inclusive, cuando vemos que se está haciendo todo un esfuerzo para incluir  las absoluciones de muchas personas como parte del proceso de paz.

 

Á. J.: ¿El proceso de paz podría tener efectos en la verdad sobre estos hechos?

 

A. M. B.: Pienso que la verdad en el país es necesaria en cualquier hecho, sobre todo en unos tan lamentables como estos. Si nosotros queremos llegar realmente a un proceso de paz, se debe construir la verdad de manera cierta. Una verdad con bases falsas va a servir para un nuevo movimiento y para una nueva justificación de violencia. Si no somos capaces de encontrar la verdad en el caso del Palacio de Justicia, no podemos esperar que se encuentre la verdad de 60 años de conflicto armado.

 

Á. J.: ¿Por qué hasta ahora se habla de las torturas cometidas?

 

A. M. B.: Digamos que el tema referido a las torturas era un hecho patente por todas las declaraciones, incluso no solo de las personas incluidas en las compulsas de copias para que se investigara por qué fueron torturadas, sino de un número muy grande de rescatados dentro del Palacio de Justicia. Entonces, allí uno empieza a ver que, efectivamente, tardaron 30 años para revisar si fueron torturados, por ejemplo, José Vicente Rubiano, Yolanda Santodomingo y Orlando Quijano, historias que se conocían desde el principio.

 

Son cosas que uno va empezando a mirar y que lo llevan a preguntarse: ¿cómo una persona le dice a la autoridad ‘oiga, a mí me pusieron corriente, me torturaron, me patearon, me pusieron toda la tarde con las manos arriba contra una pared’ y ni siquiera se investiga qué fue lo qué pasó? Pienso que es tardío, pero vale la pena.

 

Á. J.: ¿Que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos haya condenado al Estado es muy diciente en cuanto a que hubo falta de justica en Colombia?

 

A. M. B.: Lo que demuestra la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su sentencia es que no hubo voluntad de realizar las investigaciones y que efectivamente hay muchos hechos que debieron ser investigados en un tiempo razonable y no se hizo. Es evidente que existió, según el fallo, un modus operandi de desaparición. Esa sola declaración debió haber generado una cantidad de decisiones en la justicia interna.

 

Á. J.: ¿Para qué le sirve esta verdad a las víctimas?

 

A. M. B.: Es una necesidad de un ser humano saber qué pasó con su pariente, todo lo que hay en el imaginario colectivo y todo lo que giró en torno a esos días, inclusive las mismas llamadas que se hicieron por parte de personas que se identifican como del Ejército. También tiene unas consecuencias nefastas en la parte sicológica de la víctima poder sobrevivir con toda esta historia. Por eso, para ellos, la verdad es fundamental.

 

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