¿Vale la pena estudiar litigación oral?

Jorge E. Cuello Vélez
Abogado y profesor

Sergio Ramírez
Law Group

En el constante debate jurídico colombiano son varios los temas que han llamado la atención de los reflectores de importantes espacios académicos, como la responsabilidad de los servidores públicos (siempre vigente), el legaltech y el compliance, entre otros. Sin embargo, hay un asunto que se ha destacado por su relevancia y pertinencia: me refiero a las denominadas técnicas de litigación oral, muy conocidas, por lo demás, en sistemas de corte anglosajón, marcados por la oralidad de su práctica. Por supuesto, las razones para estudiar o no litigación oral han sido controversiales, pues algún sector considera su impertinencia, mientras que otro asegura que hace bien a todos los actores de la praxis judicial.

Así, pues, tal enfoque se ha visto marcado por la inclusión en algunos programas académicos de asignaturas como la litigación oral, técnicas de juicio, teoría del caso, entre otras denominaciones que a este tema se le ha dado por las distintas universidades que han optado por tenerla en cuenta. Además, es conocido por muchos que en otros países el asunto cobra un papel más protagónico, ya que existen programas de maestrías dedicados exclusivamente al estudio de estas destrezas, de ahí la siguiente pregunta: ¿vale la pena estudiar técnicas de litigación oral?

En tal sentido, lo que hace unas décadas pareciese ser un tema irrelevante para los sistemas procesales de tendencia escrita, no lo es para aquellos que, como el colombiano, han destacado la importancia que tiene la oralidad en el devenir procesal. Por ello, no hemos sido ajenos a una serie de reformas de los códigos procesales de algunas jurisdicciones de nuestro país que se han sumado a esta tendencia, si se quiere denominar así, internacional.

Ahora bien, ¿a qué nos referimos con técnicas de litigación oral? Pues hablamos del estudio de una serie de destrezas y de metodologías de preparación de casos, del abordaje de la teoría y práctica procesal, tema sumamente relevante no solo para litigantes, sino también para jueces y fiscales, quienes no pueden ser ajenos a las dinámicas de litigación, por ejemplo, en lo que tiene que ver con las reglas para la adecuada carga argumentativa que en materia de pertinencia se debe acreditar respecto de los medios de prueba que se pretenderán hacer valer en juicio. Lo propio, tal y como Baytelman y Duce lo han retratado, “Litigación y teoría procesal son dos caras de la misma moneda”.

Por su parte, en otros sistemas adversariales basados en el common law, la litigación oral y, en específico, las reglas para el manejo de evidencias se han visto caracterizadas por un fenómeno expansivo, con una marcada tendencia a ser implementadas en otras áreas del Derecho, asunto que, más temprano que tarde, permeará, también, el escenario procesal en materia de evidencias en nuestro país. En ese contexto, un adecuado manejo de las técnicas de litigación oral le permite al jurista (bien se trate de jueces, litigantes o fiscales) desarrollar una serie de destrezas y conocimientos en punto a qué debe probar y cómo debe probar, bajo una adecuada estructuración de su teoría del caso, lo que, además, permitirá aumentar las probabilidades de éxito en la correcta construcción jurídica del asunto que se conoce.

Por ello, para profundizar en tales diatribas, los días 26 y 27 de abril, se estará celebrando el Congreso Internacional en Litigación Oral, organizado por Legis, en las instalaciones del Hotel Four Points by Sheraton de la ciudad de Bogotá. En este evento, se estarán discutiendo los retos y las tendencias más relevantes a los que se enfrentan los abogados litigantes dentro de las distintas áreas del Derecho. Además, contaremos con importantes conferencistas y panelistas, quienes nos visitarán de distintos países, entre ellos, Puerto Rico, pionero en el estudio de estas dinámicas. Así las cosas, vale la pena estudiar litigación oral.

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