La información: llegó la hora de tratarla como activo empresarial
29 de Septiembre de 2021
Distintos datos como el nombre, el lugar de residencia, los hábitos de compra y el salario, por solo mencionar algunos, constituyen información personal que, con una adecuada analítica, permiten conocer en detalle a cualquier individuo, a tal punto que es posible predecir cuáles son sus gustos y sus próximas actuaciones en materia de consumo.
Esto solo por citar un uso de la información para finalidades comerciales, pues en este momento son muchos los usos que se les puede dar, por lo que no resulta extraño que a los datos personales se les considere el petróleo del siglo XXI.
Tampoco es sorpresa que los empresarios más ricos del mundo en este momento son aquellos que se dedican a trabajar con la información, la cual se convirtió en el activo más importante de la actualidad. Por esta razón, llegó el momento de considerarla y reconocerla como tal en las finanzas empresariales.
El cuidado de los datos debe salir del cumplimiento de una obligación legal y convertirse en un objetivo de empresarios juiciosos, quienes cuidan de sus edificios, plantas y maquinarias, al ser sus activos más valiosos, y ahora también deben hacerlo con los datos, activos muy valiosos.
Pensar en la información como un activo tiene nuevas perspectivas empresariales. Una base de datos ordenada y bien estructurada desde un punto de vista legal debe ser valorizable, negociable, transferible o cedible, tal como sucede con cualquier otro activo empresarial.
Además, debe otorgar la posibilidad al empresario de poderla presentar como garantía de sus obligaciones y, en general, considerarla como parte de la valoración de su empresa al momento de una transacción.
En pocas palabras, las bases de datos son activos y deben tratarse como tal. Esto no es cuestión de abogados y leyes, es de empresarios, ingresos y utilidades.
Pedro Novoa, socio de MS Legal
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