La corrupción, una práctica que también innova
13 de Septiembre de 2022
La transformación digital ha hecho que casi todos los datos relevantes y trascendentales de una organización hoy se encuentren almacenados en servidores internos, externos o, incluso, híbridos, a los cuales se puede acceder a través de tecnologías como el cloud computing. No obstante, esto ha generado que la información sea más vulnerable a ataques y fraudes.
Ante este panorama, gerentes y encargados de departamentos de tecnología se ven en la disyuntiva de sacar una cuenta bastante básica: ¿qué sale más caro: proteger los datos con tecnología de punta y, dado el caso, investigar a fondo el delito informático y subsanar las vulnerabilidades o, simplemente, no hacer nada y dejar que el crimen quede impune?
Para responder esta pregunta, nos basamos en una encuesta que se les realizó a 1.330 líderes en altos cargos de empresas privadas del mundo. Más del 82 % aseguró haber sido afectado de manera significativa por el fraude y las actividades ilícitas. No obstante, el 79 % de ellos también aseveró que el costo de investigar los hechos aumentó en los últimos tres años.
Esto significa, en términos generales, que muchos optaron por abstenerse de contratar a expertos externos para investigar los delitos que los afectaron, al darse cuenta de que el costo-beneficio de la indagación suponía costos mayores a la pérdida ocurrida.
De hecho, el mismo estudio determinó que una gran cantidad de organizaciones ven los servicios de investigación forense como “no necesarios”, ya que no estarían generando un valor real. También, un gran porcentaje de los encuestados comenzó a considerar los servicios de e-discovery, revisión de documentos e informática forense como muy costosos con relación al resultado entregado.
Lo anterior genera una sugerencia directa para los proveedores de estos servicios, quienes no estarían aprovechando adecuadamente las herramientas tecnológicas para encontrar la información relevante que solucione el problema.
En este sentido, hemos identificado que las compañías y los proveedores de investigación forense están utilizando estrategias y tecnologías de ayer para solucionar problemas de hoy, motivo por el cual los costos se elevan y los resultados no son los esperados.
Un ejemplo para resolver dudas: a principio de los 2000, se utilizaban estrategias para revisar correos corporativos con palabras clave para identificar al defraudador, ya que este se comunicaba, principalmente, por este canal, por lo que la evidencia se identificaba rápidamente.
Dos décadas después, las investigaciones se siguen haciendo de la misma forma, incluso a sabiendas de que los resultados no serán los esperados, ya que el delincuente está utilizando dispositivos personales que no pueden ser consultados o herramientas especializadas que impiden rastrear las comunicaciones. Sin embargo, el servicio se sigue prestando con el mismo enfoque, pero ahora sin dar resultados efectivos ni eficientes.
Hoy, el reto es recoger y trabajar con grandes cantidades de información, pues ahora casi toda está digitalizada, para poderla analizar y revisar de manera óptima. Para eso, existen tecnologías como big data, machine learning e inteligencia artificial, que nos ayudarán a reducir los costos dentro de las organizaciones y ser más efectivos en los resultados.
Diego Vargas, director de Kroll en Colombia
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