Nuevas tecnologías: aliadas o enemigas en el contexto laboral

María Camila Molano

Asociadas BBGS Barrios & Montenegro Abogados

 

Laura Arboleda

Asociadas BBGS Barrios & Montenegro Abogados

www.bbgslegal.com

 

Es una realidad que el desarrollo de nuevas tecnologías se ha visto influenciado por la dinámica y las necesidades de los seres humanos. Correlativamente, los seres humanos, ante los constantes avances tecnológicos, han ido modificando sus patrones de comportamiento y, especialmente, de comunicación. Esta continua simbiosis entre el comportamiento humano y el desarrollo de soluciones tecnológicas está permeando los diferentes escenarios de interacción de las personas, a tal punto que barreras que antes eran inamovibles, como lo son husos horarios, fronteras geográficas, idiomas, costumbres, entre otros, ya no los sean. Las relaciones laborales, por supuesto, no son ajenas a este cambio de esquema.

 

Todas estas facilidades que proveen las nuevas tecnologías, y que contribuyen al desvanecimiento de las limitaciones temporales y espaciales, han generado nuevos retos para las empresas en aspectos como la gestión de su fuerza de trabajo. En efecto, la tecnificación de los procesos en el sector de producción, y el uso de métodos más expeditos de comunicación en el sector servicios, son herramientas que simplifican los procesos productivos de las compañías.

 

La transformación de las relaciones a partir de la evolución tecnológica ha sido patente con el auge de las plataformas de mensajería instantánea. La ruptura de las barreras espaciotemporales que vino aparejada a la inmediatez de la comunicación permitió que se establecieran o retomaran relaciones interpersonales que, de otra manera, no habrían subsistido.

 

De la misma manera, hemos sido testigos de cómo estas nuevas soluciones tecnológicas se han ido adaptando a las crecientes necesidades de contacto de la gente y su dinámica. El mejor ejemplo de ello es la aplicación WhatsApp. Hace unos años, esta plataforma únicamente tenía la funcionalidad de enviar mensajes cortos de contenido textual. Ahora, además de enviar mensajes escritos, se pueden hacer llamadas de voz y de video, compartir todo tipo de archivos y hasta conocer la ubicación de un contacto específico.

 

El teletrabajo

 

Por su parte, el Derecho Laboral a nivel mundial ha querido aprovechar el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación para crear un esquema de relación laboral en el cual se dé pleno uso a estos nuevos medios. Así nació el teletrabajo, que busca, por una parte, afrontar las crisis económicas a través del aumento de la rentabilidad del puesto de trabajo por medio de la disminución de costos operacionales, y, por la otra, el mejoramiento de la calidad de vida de los teletrabajadores, quienes, al poder ejecutar sus labores remotamente, cuentan con una mayor flexibilidad en la manera en que desarrollan sus funciones.

 

Este avance tecnológico ha facilitado que el teletrabajo, poco a poco, vaya cogiendo fuerza y su implementación sea cada vez más común. Lo anterior se evidencia en que, según cifras del año pasado del Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, el número de empresas que aplicaba el teletrabajo pasó de 4.300 en el año 2012, a 10.700 para finales del año 2017.

 

El teletrabajo es una figura que permite que la esfera personal y profesional del trabajador sean compatibles en la medida en que el trabajador puede organizar su propio tiempo de acuerdo con las necesidades del servicio, ejecutando sus funciones, por ejemplo, desde su casa. Sin embargo, como consecuencia de la misma tecnología, muchas veces resulta difícil separar la jornada laboral del espacio personal de un trabajador, aun si en su contrato no está prevista la modalidad de teletrabajo. Efectivamente, la creciente necesidad de rapidez en la prestación de los servicios ha hecho que las fronteras laborales se tornen difíciles de identificar, lo cual puede ser negativo tanto para la empresa como para sus trabajadores.

 

Hoy, las empresas tienen a su disposición programas y aplicaciones que les permiten vigilar el comportamiento de sus trabajadores durante la ejecución de sus funciones. Esto permite medir en tiempo real los niveles de cumplimiento, la carga de trabajo, el uso del tiempo y los niveles y fuentes de distracción de los trabajadores, entre otros. Es importante que los empresarios no pierdan de vista que los trabajadores están al servicio de la compañía y que, del correcto desarrollo de sus labores, depende el crecimiento de la empresa. En este sentido, las áreas de recursos humanos deben desarrollar estrategias que les permitan, por una parte, seleccionar correctamente al personal para ocupar cada cargo, y, por la otra, estar pendientes del desempeño de todos los trabajadores, con el fin de identificar los cuellos de botella dentro de las cadenas de producción.

 

Ahora bien, la vigilancia sobre los trabajadores debe ceñirse a su comportamiento durante el horario laboral o en desempeño de su labor, por lo que la regla general es que las nuevas tecnologías no pueden convertirse en una herramienta para invadir la vida personal de los empleados. Sin embargo, es posible que existan casos especiales en los cuales haya una necesidad real de la empresa de verificar circunstancias o hechos que trascienden el ámbito laboral. En este supuesto, se deberá hacer un análisis jurídico para determinar si esta intromisión es válida.

 

El uso correcto

 

Las nuevas tecnologías están al servicio de la humanidad para simplificar la vida. En esta medida, vale la pena que empresarios y trabajadores tomen plena conciencia de la importancia de su uso correcto, con el fin de lograr empresas más rentables con trabajadores más eficientes.

 

Se identifican, principalmente, dos aspectos que facilitan las herramientas tecnológicas en la gestión de los recursos humanos de las empresas:

 

(i) Vigilancia del cumplimiento de tareas de los trabajadores, sin traspasar la línea de su derecho a la intimidad.

 

(ii) Supervisión del uso de los elementos de la empresa y del tiempo que los trabajadores pasan en la oficina. Esto para determinar si las funciones están ejecutándose dentro de los tiempos destinados para ello, o si, por el contrario, hay un uso ineficiente de los recursos.

 

Además de facilitar la gestión de personal, las nuevas tecnologías, como ya se ha dicho, dan rapidez e inmediatez a la prestación del servicio, en la medida en que el trabajador está siempre al alcance de una llamada o mensaje, bien sea de sus jefes o directamente de los clientes. No obstante, debe considerarse que el uso inadecuado de las nuevas tecnologías puede traer consecuencias negativas como el síndrome de desgaste profesional (Burnout Syndrome), que está relacionado con el estrés crónico que un trabajador puede sufrir derivado de una incorrecta delimitación de su mundo laboral y personal.  

 

Las empresas tienen el reto de buscar la manera de aumentar la eficiencia de sus ciclos productivos sin perder a sus trabajadores en el intento.