Informe
Un nuevo marco jurídico para la industria en Colombia
31 de Octubre de 2013
Martín Gustavo Ibarra
Presidente de Araújo Ibarra & Asociados
¡La industria nacional está en crisis! Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), entre los meses de enero y agosto de este año, la producción manufacturera decreció el 2,8 % y, adicionalmente, 36 de los 48 subsectores registraron una disminución en su producción. Solamente en el mes de agosto, la caída fue del 3,8 %.
Para mejorar el estado de la industria colombiana, se necesita un plan similar a lo que se conoció en su momento como Plan Marshall, que, después de la Segunda Guerra Mundial, permitió el renacer de las fábricas europeas luego de la catástrofe bélica.
En la actualidad, la industria colombiana obedece al modelo de sustitución de importaciones impulsado por la Cepal hace más de 30 años. Las fábricas siguen ubicadas sobre las crestas de las montañas a 1.000 kilómetros de los puertos, sin buenas carreteras y pagando elevadas facturas mensuales por concepto del servicio de energía. Por ejemplo, transportar un contenedor entre Bogotá y la costa Atlántica vale 2.500 dólares, equivalente a un tercio del flete entre Cartagena y Miami.
Este modelo empresarial de la Cepal fue creado con el fin de promover la satisfacción exclusiva de un mercado local y máximo un mercado andino en donde el arancel externo común servía como muralla para impedir la competencia internacional.
Los periodos
El primer periodo de apertura económica en Colombia (1991-2012) concentró aún más la producción industrial en Bogotá, al incrementar su participación del 23 % al 34 % del PIB industrial, y así se convirtió en el epicentro de Medellín, Cali, Caracas y Quito.
Como consecuencia, la industria colombiana no podrá aprovechar los tratados de libre comercio (TLC) hasta que tenga mejor infraestructura, empresas ubicadas adecuadamente y rápido acceso a insumos internacionales con la velocidad requerida. Como ejemplo, desde que el Plan Vallejo se trasladó a la competencia de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), una aprobación por parte de la entidad toma meses y, como consecuencia, el número de “planvallejistas” en Colombia se redujo de 3.000 a menos de 1.000.
Por otro lado, y no menos importante, Colombia presenta el más bajo per cápita exportador de manufacturas de los países que tienen TLC con EE UU: 120 dólares en Colombia, frente a 2.000 en Costa Rica y México, y 500 en el Caribe.
Recomendaciones
Algunas acciones jurídicas son urgentes para revitalizar la actividad manufacturera en Colombia:
- Crear incentivos que permitan la relocalización de las manufacturas que viajan por mar cerca a los puertos: las industrias mediterráneas deberían crear una sucursal al lado del mar, bajo el actual régimen de Zonas Francas, aun llevando sus equipos y empleos actuales. Sería preferible que Icollantas se hubiera localizado en la costa y no que hubiere cerrado su producción.
- Garantizar que un Plan Vallejo se apruebe en ocho días: regionalizando los procedimientos de la DIAN o permitiendo su administración al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
- La rápida aprobación de derechos antidumping y medidas de salvaguardia permitirán a las empresas colombianas un compás de espera mientras se reconvierte o relocaliza.
- Se debe disminuir dramáticamente el flete interno: el Plan Vallejo de transporte e infraestructura permitirán no exportar impuestos. Los puertos secos y las concesiones férreas son indispensables.
- La creación de incentivos municipales jugarán un papel protagónico para recibir aquellas industrias en sus nuevas localizaciones.
- Periódicamente, deberá revisarse el funcionamiento de la reciprocidad de los acuerdos de libre comercio para evaluar su relación costo-beneficio. El caso de México no ha sido un buen negocio para Colombia, debido a que, por cada dólar que exportamos, México nos manda seis.
- Es indispensable fortalecer las acciones de verificación de origen de productos amparados por TLC (Mincomercio/DIAN). Ya se han presentado algunas denuncias por “lavado de origen”. Los TLC presuponen la efectiva capacidad de verificar las reglas de origen en las fábricas de los exportadores hacia Colombia.
- El impulso de la Ley Anticontrabando cobra una nueva importancia en un mundo libre de aranceles.
El segundo periodo de apertura en Colombia (2012 en adelante) presupone la necesidad de un nuevo marco jurídico, en el cual se fortalezca la industria y permita que en el país se puedan aprovechar las ventajas que brindan los TLC, entre ellas la oportunidad de aumentar el per cápita exportador colombiano de manufacturas.
Opina, Comenta