En Ejercicio
“La historia del Derecho desmitifica muchas instituciones jurídicas”
07 de Julio de 2016
La carrera profesional del abogado Jorge González Jácome ha estado enfocada en la enseñanza de Derecho, en áreas como la teoría jurídica, la Filosofía y la historia del Derecho y el Derecho Comparado. En opinión de este profesional, doctor en Derecho de la Universidad de Harvard (EE UU), la teoría jurídica “es uno de los lugares claves para resistirse a la concepción de un Derecho vacío de contenido político-moral”.
ÁMBITO JURÍDICO: ¿Qué actualidad tiene la Filosofía del Derecho en la formación de abogados?
Jorge González Jácome: En las facultades de Derecho, la Filosofía del Derecho o Teoría Jurídica muchas veces es vista como una materia secundaria que poco interesa a la mayoría de los estudiantes. La supuesta dicotomía entre “teoría” y “práctica” posiciona las asignaturas “prácticas” en el centro del currículo y las “teóricas” en la periferia. Este lugar de la Filosofía del Derecho es nocivo y parte del trabajo teórico gira en torno a resistir y denunciar esta dicotomía falaz.
La importancia del área radica en la descripción, explicación, justificación y/o crítica de la práctica jurídica existente en la sociedad. Es posible graduarse de abogado ignorando las discusiones de teoría del Derecho, pero ello se hace pagando un costo altísimo: no contar con herramientas esenciales para tener una conciencia sobre la dimensión y consecuencias ético-políticas de las decisiones que se toman en el campo profesional.
Á. J.: ¿Qué autores y teorías han renovado la Filosofía del Derecho?
J. G. J.: Algo que ha ocurrido en la última década es la renovación de nuestra relación con los clásicos. Aunque los profesores de Filosofía del Derecho quizá siguen usando “clásicos”, como Kelsen, Hart o Dworkin, han traído lecturas más contextualizadas de estos autores. Entenderlos así es importante para dimensionar el tipo de problemas que estaban tratando de abordar y entender si aquellos nos dicen algo a nosotros en el tiempo y lugar que los leemos. Creo que esta nueva actitud hacia los clásicos se la debemos, entre otros, a Diego López y su Teoría impura del Derecho. Una renovación ocurre no solamente cuando cambiamos las fuentes, sino cuando nos relacionamos distinto con ellas.
Á. J.: ¿Recomendaría algunos textos?
J. G. J.: Es difícil mencionar todos los autores que han renovado el campo, así que voy a mencionar solo mis favoritos. En cuanto al lugar de América Latina en el concierto de producción de derecho transnacional, considero que el trabajo fundamental es el de Jorge Esquirol, en Las ficciones del Derecho latinoamericano. En general, las reflexiones sobre el derecho global/transnacional han sido enriquecidas por Duncan Kennedy (Tres globalizaciones del Derecho y del pensamiento jurídico 1850-2000) y William Twining (General Jurisprudence: Understanding Law from a Global Perspective). Sobre el debate feminista, resaltaría a Catharine MacKinnon (Women’s Lives, Men’s Laws) y Janet Halley (Split Decisions). En el mismo tema y en nuestro contexto, el libro de Helena Alviar e Isabel Jaramillo (Feminismo y crítica jurídica) es muy relevante.
Á. J.: ¿Qué importancia tiene la historia del Derecho en la preparación de abogados?
J. G. J.: Creo que el enfoque de la historia del Derecho dependerá, en buena medida, de ciertas convicciones teóricas de quien escribe un libro o enseña una clase. Para mí, la historia es una herramienta clave para desmitificar el funcionamiento de las instituciones jurídicas y para entendernos como sujetos en el presente.
Me refiero a romper con creencias que se han convertido en argumentos irrebatibles por cuenta de suposiciones sin base histórica. Por ejemplo, durante un buen tiempo creímos que la Corte Constitucional había inaugurado el “activismo judicial” en Colombia; uno de los mensajes del libro Historia de la Corte Suprema de Justicia, de Mario Cajas, es que esto es falso. Cajas narra la historia de una Corte activista desde finales del siglo XIX.
De otro lado, creo que la historia del Derecho puede ser útil, si nos da claves para entender el presente jurídico. ¿Por qué tenemos el Derecho que tenemos? ¿Cuáles son los proyectos políticos que han triunfado y perdido para que se haya erigido nuestro Derecho contemporáneo? Un ejemplo en este sentido es el libro sobre la historia de los derechos humanos La última utopía, de Samuel Moyn.
Á. J.: ¿En qué consisten sus investigaciones sobre la historia del pensamiento jurídico, en especial su reciente libro sobre los estados de excepción y la democracia liberal en América del sur?
J. G. J.: La reconstrucción del “pensamiento jurídico” colombiano o en América Latina tiene que ver con llevar ciertas metodologías de la historia intelectual al campo del Derecho. Así, cuando hablo de pensamiento jurídico latinoamericano, me interesa revelar los supuestos, los argumentos y las ideas sobre el Derecho, el Estado y la sociedad compartida por una comunidad de juristas. Así, en uno de mis libros muestro la caída de un pensamiento jurídico liberal decimonónico, tanto en el Derecho Público como en el Derecho Privado colombianos.
La obra Estados de excepción sigue esta línea, pero el argumento y la metodología son más complejos, porque analizo tres países (Colombia, Argentina y Chile). Aunque los países tuvieron trayectorias institucionales bien distintas, el punto del “pensamiento jurídico” es que había argumentos e instituciones jurídicas transnacionales que no solamente dependían de las instituciones políticas, sino que se anclaban en una manera de concebir el Derecho que fue común a pensadores de diferentes latitudes. Así, el objetivo fundamental de ese libro es comprender una teoría constitucional conservadora que, entre 1930 y 1990, giró alrededor del Estado de sitio y de la suspensión constitucional. El libro sostiene que el significado de la excepción se estructuró alrededor de una tensión entre lo que pensadores políticos y jurídicos latinoamericanos consideraban que era la democracia liberal: es una historia de la caída y posterior resurgimiento de la democracia liberal como idea. Pero, al mismo tiempo, sostengo que los argumentos antiliberales no se fueron con el resurgimiento demoliberal de los ochenta, sino que se reacomodaron en el nuevo lenguaje político.
En este libro he querido mostrar que para atacar al autoritarismo y al conservadurismo político y social, que es uno de mis objetivos, debemos primero comprenderlo y entender su lógica y funcionamiento y, por supuesto, su teoría constitucional que expongo en el texto.
Á. J.: ¿Qué relación tiene la discusión de la democracia liberal de su libro con el desarrollo actual del constitucionalismo en la región?
J. G. J.: El libro plantea que la democracia liberal es un ideal que en algunos momentos ha halado la interpretación constitucional latinoamericana. Pero el punto que se desarrolla es que hay al menos otro ideal antiliberal -algunas veces democrático- que también funciona como un centro gravitacional para la producción de argumentos constitucionales en la región. Mientras el liberal tiende a creer en la separación de poderes y en la protección de derechos individuales, el antiliberal tiende a diluir estas dos ideas en pro de los objetivos sociales colectivos. Creo que el liberalismo puede ser de derecha (conservador) o de izquierda (reformista) al igual que el antiliberalismo. Sin embargo, el antiliberalismo explicado en el libro es de derecha -mientras que hay uno contemporáneo de izquierda.
Actualmente, el constitucionalismo está envuelto en una discusión desde los derechos fundamentales, los cuales pueden entenderse como un producto del liberalismo. Considero que una de las agendas de investigación teórica e histórica contemporáneas es identificar la manera como el conservadurismo antiliberal ha logrado movilizar el discurso de los derechos en pro de sus proyectos políticos.
Jorge González Jácome
Estudios realizados: abogado de la Universidad Javeriana, magíster en Derecho de la Universidad de los Andes y Doctor en Derecho (SJD) de la Universidad de Harvard (EE UU).
Cargos desempeñados: profesor asociado y director del Departamento de Filosofía e Historia del Derecho de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Javeriana. Docente de las universidades de los Andes, del Rosario y autor de varias publicaciones.
Ocupación actual: profesor de planta a la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes.
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