Verbo y gracia
¡No me vacíe!
04 de Mayo de 2011
Fernando Ávila
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Pregunta: ¿Cómo se conjugan los verbos vaciar y evacuar?, Andrés Felipe Díaz Castañeda, estudiante de Derecho.
Respuesta: Vaciar se conjuga como enviar. No me envíe → no me vacíe. Casi siempre se oye no me vacee, lo que viene a ser tan disparato como no me envee, en vez de no me envíe. Todas las inflexiones van con i, dado que el infinitivo no es vacear, sino vaciar.
En cuanto al verbo evacuar, las formas correctas hace años eran evacue / evacuen (graves, con el acento en la sílaba va), pero hoy es válido también conjugar el verbo con hiato, evacúe / evacúen.
Saltabilidad
Pregunta: En Cali hay un término en boga entre los locutores para referirse a la capacidad de un jugador de fútbol cuando va a cabecear un balón, saltabilidad. Mi inquietud es si este término está bien empleado, Óscar Plaza Patiño.
Respuesta: Este sustantivo no figura en el Diccionario oficial, pero está bien construido, a partir del adjetivo saltable y el sufijo -bilidad, que indica ‘cualidad’, de la misma manera que de culpable deriva culpabilidad y de amable, amabilidad. Así como se puede decir de una persona que tiene un mayor o un menor grado de culpabilidad o que posee una más marcada o menos marcada amabilidad, podría decirse también de quien cabecea el balón que tiene una mayor o menor saltabilidad. Si el término tiene acogida, será un buen aporte de los locutores caleños al enriquecimiento del idioma.
Subsidio y auxilio
Pregunta: ¿Subsidio y auxilio son sinónimos?, UNEB.
Respuesta: Auxilio es ‘ayuda’, ‘socorro’ o ‘amparo’. Subsidio es ‘prestación pública asistencial de carácter económico y de duración determinada’, entre muchas otras acepciones de cada uno de los dos términos. La sinonimia es clara y los matices también: el subsidio es monetario, temporal y de carácter público.
Influencia inversa
Pregunta: Bueno, ¿y los que hablan inglés no usan palabras españolas?, Pedro A. Bastidas Ibarra.
Respuesta: Sí, también sucede. Recuerdo que en Escocia me hablaban de los conquistadores y de la cámara obscura, en perfecto español. Lo primero, tratando de entender el hecho de que en alguna porción de América habláramos español, y la segunda para referirse a algún museo. Y en Inglaterra, oí varias veces en la calle hasta la vista, amigo y, en los conciertos, ¡bravo! y ¡bravísimo!, acompañando los aplausos de los espectadores.
También vi en las heladerías la palabra mango.
Por cierto, alguna vez iba por una calle de Londres cantando con algunos amigos latinoamericanos Llegando llegaste, de Piero, y se nos acercaron algunos jóvenes británicos para preguntarnos qué canción era esa tan bonita. No la entendían, pero les gustaba el ritmo, el sonido y la gracia con que la interpretábamos informalmente. Hoy sabemos que mucha gente acude a cursos de español para entender la música de Shakira y para hacerle coro a Juanes.
Quizá haya una especial fascinación por la música en español, pues boleros como Bésame mucho han sido cantados por numerosísimos intérpretes anglohablantes, incluidos los Beatles y Elvis Presley. Y eso sin olvidar el trabajo musical de Nat King Cole y de Matt Monro, que tal vez no sabían hablar español pero cantaron con gran éxito los boleros de su época, ni a la francesa Brigitte Bardot, que interpretó alguna vez Qué hay de cuchipe, qué hay de cuchipe, qué hay de dolores, sin saber a ciencia cierta qué estaba cantando.
Informa Alberto Bustos, en su blog de la lengua española, que en Los Ángeles, San Francisco y otras ciudades de California los gringos dicen burrito, fajita, chile, quesadilla, tortilla, sangría, paella y tapas. Cuando salen del restaurante hablan de la siesta y el fin de semana pueden conversar sobre el rodeo. Otras voces españolas frecuentes entre anglohablantes son mosquito, guerrilla, fiesta, patio, tornado, torero y ¡olé!
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