El alcalde que no sabía en qué invertir la plata

Mientras los cerca de 137.000 habitantes de Yopal (Casanare), con todo y los más de 570.000 millones de pesos recibidos en el 2012 por concepto de regalías, claman por que les construyan un acueducto, en Francia, los 182 habitantes de un pueblo llamado Arfons no hallan en qué invertir los 2,3 millones de euros (más de 5.500 millones de pesos) que les corresponden por la instalación de un parque eólico en su jurisdicción.

Lo primero que hizo el alcalde del poblado francés con esa plata, recibida por concepto de impuestos, fue renovar el salón de baile, comprar un bus escolar y ampliar el cementerio, que ya se estaba quedando corto, por lo envejecida que está la población. Pero las ideas se le agotaron. ¿Qué más podía hacer?: ¿construir un puesto de salud?, ¿otra escuela?..., ¿instalar un horno crematorio?

A parte de renovar el sistema de acueducto y alcantarillado e instalar unas bodegas para guardar tractores y máquinas “quitanieve”, no se le ocurrió nada más. Por eso, convocó a un referendo, para que fueran los pobladores quienes decidieran en qué invertir esos recursos.

El mandatario pensaba que iban a surgir propuestas para la construcción de grandes obras, como una piscina municipal o un estadio, por ejemplo. Pero los “arfoneses” (permitámonos llamarlos así), muy modestos, solo demandaron mejoras para su vida diaria, como sembrar flores, instalar bancas en los parques, arreglar las cabinas telefónicas, limpiar el excremento de las palomas, acoger a los gatos callejeros y erradicar las avispas.

“Al principio, me decepcionó. Pero entonces vi que todas esas pequeñas cosas son las que mejoran la calidad de vida de los residentes y son importantes para ellos”, le aseguró el alcalde a la BBC. Por eso, echó mano de una de las mejores propuestas que a sus administrados se les haya podido ocurrir: abrir un bar.

“Al principio, yo estaba en contra de la idea, ya que no es una ciudad para mantener un bar, pero luego me di cuenta de que el lugar es importante para crear relaciones sociales”, afirmó. Así, con casi la mitad del presupuesto (un millón de euros), el burgomaestre compró los dos edificios de un antiguo hotel-restaurante, para renovarlos y poner un café-bar.

“Después vamos a abrir el restaurante y varias tiendas, como panaderías y tiendas de alimentos que ya no existen en Arfons. En un tercer paso, vamos a crear algunas habitaciones para alojamiento”, agregó.

Claro que detrás de estas obras hay un fin esencial: evitar que Arfons desaparezca. “La población está envejeciendo y esperamos mantener a las parejas jóvenes en la ciudad con estos nuevos servicios”, confesó el alcalde.

Habrá que ver si la idea le resulta. Por lo menos, a los “arfoneses” les queda la tranquilidad de que los recursos no se les embolataron en operaciones de fiducia, patrimonios autónomos o figuras similares, que suelen terminar en procesos de responsabilidad fiscal e investigaciones penales por peculado.

Con esa tranquilidad,  se podrán sentar a tomar unas cervezas en la barra del nuevo bar y, después de haberse bebido más de 40, disfrutar de su renovado sistema de acueducto y alcantarillado.

(Fuente: bbc.co.uk)