La libertad de opinión encuentra dentro de sus límites las apologías al odio, por tanto, no es posible escudarse en la libertad de expresión para incentivar palabras, gestos o conductas que inciten a la violencia o a una acción perjudicial en contra de una persona, advirtió la Corte Constitucional. Según el alto tribunal, el artículo 20 de la Constitución consagra, entre otros derechos y libertades, la libertad de expresión entendida como el derecho de las personas a expresar y difundir libremente el propio pensamiento, opiniones, informaciones e ideas sin limitación a través del medio y la forma escogidos. No obstante, recordó que este derecho tiene límites. A su juicio, no puede entenderse que quien hace uso de esta libertad está autorizado para atropellar los derechos de los otros miembros de la comunidad, sacrificando entre otros, los derechos al buen nombre y a la honra. En esa misma dirección, precisó que no se pueden realizar insinuaciones sobre una persona ajenas a la realidad con el único propósito de fomentar el escándalo público. Con estos argumentos, la Corte amparó los derechos fundamentales al buen nombre y a la honra de la rectora de un colegio, vulnerados por un docente que distribuyó un escrito en donde se invitaba a la comunidad a declarar como persona no grata a la educadora, por la supuesta suspensión de un encuentro de filosofía que tradicionalmente se celebraba en el municipio (M.P. Jorge Iván Palacio).