Sobre el ‘XLIV Congreso del Instituto Colombiano de Derecho Procesal’
Francisco Bernate Ochoa
Presidente del Colegio de Abogados Penalistas de Colombia
Se realizó en la ciudad de Cartagena una nueva edición del congreso anual del Instituto Colombiano de Derecho Procesal, y bien vale la pena hacer unas reflexiones sobre este importante evento y hacer un merecido reconocimiento a la trayectoria de este admirable y destacado centro de pensamiento.
Se trata del evento jurídico más importante que se celebra en nuestro continente, no solo por la masiva asistencia e interés que despierta, y lo importante de las ponencias, sino por el denotado esfuerzo en llevar las más altas discusiones de actualidad a toda la geografía nacional. Se cuentan en miles los asistentes que disfrutamos de conferencias provenientes de diferentes actores del sector justicia, con puntos de vista diversos en torno a una problemática, siempre elegida desde la actualidad y las modernas tendencias del Derecho. Si esto se complementa con una logística impresionante, la experiencia se convierte en un imprescindible para los abogados, funcionarios y estudiantes de Derecho.
A diferencia de los congresos que se realizan de manera habitual entre nosotros, este evento comprende todas las ramas del Derecho, de manera que quien asiste tiene un panorama bastante completo sobre lo que está sucediendo en la actualidad de la ciencia jurídica. Es, además, el espacio ideal para la interacción profesional, en el que todos podemos conversar y aprender sobre los retos y las oportunidades que se presentan en la realidad y la teoría jurídica. Los que llevamos varios años disfrutando de estos espacios, atesoramos las memorias de cada uno de los congresos, en donde encontramos estudios que nunca pierden su vigencia.
El evento se ha adaptado de manera impecable a los tiempos que corren, y al alto interés que despierta más allá de nuestras fronteras, permitiendo el acceso remoto a quienes no pueden asistir de forma personal. Es un escenario, además, donde podemos disfrutar del inmenso talento que en materia jurídica encontramos en nuestro país a través de las ponencias que realizan los semilleros provenientes de todas las universidades de Colombia. Esta labor de difusión del pensamiento jurídico nacional se fortalece, en una tarea única, en los precongresos que se realizan en todo el país, con una organización impecable.
De estas reflexiones que disfrutamos en estos congresos, han salido importantes iniciativas que han terminado, entre otras, en proyectos de ley como el Código General del Proceso, o la Ley 2213 del 2022, que establece la implementación de las tecnologías de la información y la comunicación en los procesos judiciales, tristemente malograda por una desafortunada decisión de la Corte Constitucional.
En esta ocasión, el congreso abordó la temática de la sostenibilidad y el proceso judicial, encontrando un espacio que abre el debate entre nosotros respecto de las ventajas que, para la administración de justicia, traerá la inteligencia artificial, aspecto que, lejos de restringirse en la sabida línea neolítica de la guardiana de nuestra Carta Política, debe potenciarse y aprovecharse. Resulta cuando menos paradójico que, mientras en Colombia el debate gravita sobre la virtualidad en las audiencias, en el mundo avanzan un paso adelante, ya esta es una cuestión que está admitida en todas las latitudes y ahora exploran nuevas alternativas que faciliten la administración de justicia, en beneficio de todos.
La obra que ha liderado el maestro Jairo Parra Quijano, en compañía de otros y otras notables juristas es digna de ser reconocida, exaltada y es un motivo de orgullo de nosotros, los colombianos. Exaltamos y reconocemos el trabajo denotado que realiza el doctor Ulises Canosa y su equipo para poner en marcha el evento más importante en materia jurídica en nuestro continente. Desde ya, estamos a la espera de las fechas de la próxima edición, que, seguramente, volverá a marcar un hito.
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