24 de Noviembre de 2024 /
Actualizado hace 1 día | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Impreso

La tasa de mora alcanza el 45,27 % efectivo anual

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Jorge Arango Velasco

Profesional en Finanzas de la Universidad Externado de Colombia

Magíster en Finanzas de la Universidad de Murcia

Desde 1999 no se veían tasas de mora de tal magnitud. Hoy, febrero del 2023, nos encontramos frente a cotas históricas no solamente en la tasa de mora, sino también en otros importantes indicadores del comportamiento económico:

- La tasa de intervención: 12,75 % efectivo anual; desde diciembre de 1999 no se alcanzaba este nivel.

- La DTF: 14,81 %; desde enero del 2000 no se llegaba a este nivel.

- El IBC: 30,18 %; desde mayo de 1999 no se alcanzaba este nivel.

A pesar de que la Encuesta de Expectativas del Banco de la República indica una tasa de inflación del 8,63 % para este año 2023, tasa significativamente menor a la del cierre del 2022 (13,12 %), el mercado aún no ha recogido estas señales en menores tasas de interés.

Se debe tener en cuenta que el aumento generalizado de las tasas de interés es una medida monetaria para el control de la inflación, ya que mayores tasas de interés estimulan el ahorro y desestimulan la inversión. Prácticamente, este remedio lo que busca es frenar el consumo congelando el dinero disponible, haciendo que los bienes y servicios dejados de consumir bajen su precio en búsqueda de una demanda cada vez más menguada. Es un remedio terrible que implica un freno a la expansión de nuevos negocios, pero también lo es el flagelo de la inflación y la pérdida del poder adquisitivo del dinero tan arduamente ganado y ahorrado por personas y empresas a lo largo de los años. El antídoto necesario para controlar la inflación consiste, entonces, en aumentos consecutivos de la tasa base o tasa de intervención, hasta que esta arrastre en su tendencia a las demás tasas, como hoy está pasando.

Preocupa, entonces, pensar en las implicaciones de una alta tasa máxima (tasa de mora o también llamada de usura), dado que es fundamental recordar que, de acuerdo con el Código de Comercio, la tasa de mora se calcula como una y media veces el interés bancario corriente, es decir, que amplifica en un 50 % el valor del promedio de la tasa que un banco comercial cobra por un crédito a las empresas (crédito ordinario) o a las personas (crédito de consumo).

Las circunstancias a las que nos enfrentamos hoy de altas tasas de mora tendrán amplias repercusiones en el mundo de los negocios, en especial, en el cálculo de los perjuicios económicos, que desde la perspectiva sancionatoria serán computados a dicha tasa, generando onerosos pagos para todo aquel que incurra en mora. En aras de la dimensión que puedan llegar a tomar estos futuros perjuicios, nunca antes tuvo tanto sentido buscar una salida conciliatoria antes de llegar al cálculo de los mismos a tasas del orden del 45 %.

Así mismo, el aumento de las tasas de interés podrá llegar a generar un impacto importante en los proyectos que estén en su etapa de desarrollo, puesto que tendrán que enfrentar un mayor costo financiero que con seguridad no fue previsto en las proyecciones iniciales. Este comportamiento generará un panorama de incumplimientos contractuales y de renegociaciones de importantes rubros en las áreas de la construcción y, en especial, de la infraestructura.

Ni qué decir de aquellos proyectos que incumplan con el cronograma de pagos inicialmente planteado, generando el riesgo de entrar en mora a tasas que son imposibles de sufragar en un ambiente económico restrictivo y de contracción.

Sin embargo, queda en nuestras manos recordar que luego de la noche viene la mañana, y que no siempre las tasas tendrán la altura de estos días, por ejemplo:

- La tasa de intervención de diciembre de 1999 del 13,00 % bajó a 5,25 % para junio del 2002, es decir, en 30 meses.

- La DTF de enero del 2000 del 14,60 % bajó a 7,74 % para julio del 2002, es decir, en 30 meses.

- El IBC del 31,14 % de mayo de 1999 bajó a 17,45 % para marzo del 2000, es decir en 10 meses.

Llegó la hora de armarnos de paciencia, de recordar que somos un país de más de 49 millones de habitantes que nos brinda una importante inercia en el autoconsumo y que con total seguridad y resiliencia sabremos sobreponernos a los avatares del ambiente económico internacional y nacional, tal como lo hicimos hace 23 años y como lo volveremos a hacer cuando sea necesario.

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