26 de Noviembre de 2024 /
Actualizado hace 16 minutos | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Impreso

El crecimiento económico y la pandemia

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Salomón Kalmanovitz

Economista e historiador

 

La economía colombiana venía creciendo de manera mediocre en el 2018 y el 2019, pero se contrajo en el 2020, debido al covid-19 y a los confinamientos. Si en los primeros dos años el crecimiento promedio fue del 2,8 % anual, en el año 2020 se contrajo casi 7 %, peor que en la Gran Depresión de los años treinta del siglo XX y que en la recesión de 1999.

 

Las muertes causadas por el virus ponen a Colombia como el segundo peor país del mundo con 24 muertes por 100.000 habitantes, solo detrás de Brasil, que exhibe casi 27 muertes, según Hernando Gómez Buendía. Eso tuvo que ver con las deficiencias del sistema de salud nacional y con las limitaciones de la red hospitalaria que demandaron fuertes inversiones que eventualmente expandieron la capacidad para tratar a millones de afectados por el virus. Gómez Buendía agrega que las “cifras y tasas sobre contagios, muertes y pruebas de laboratorio, hasta el 13 de marzo pasado (último cálculo disponible), ocupábamos el puesto 100 entre 116 países, con un valor de apenas 10,0 en una escala que va de 0 a 100”. El único dato positivo del gobierno Duque es la vacunación con un 26 % de la población inoculada con dos dosis, el lugar 18 entre 37 países, solo por debajo de Chile y Uruguay en América Latina.

 

Una contracción económica de la magnitud alcanzada por algo equivalente a la fuerza de la naturaleza va seguida en casi todas partes por una expansión similar, cuando sus efectos más nocivos se disipan. Así, en el primer trimestre del 2021, la economía colombiana obtuvo un crecimiento del 1,1 %, contra el 0,5 % en el 2020, mientras que, en el segundo trimestre, creció el 17 %, comparado con una contracción del 16 % en el mismo trimestre del 2020. El paro general que se extendió entre el 28 de abril y el 17 de junio tuvo un impacto negativo del -2,4 % sobre la producción, según las cuentas de Marc Hofstetter, debido a los bloqueos en varias vías principales del país y, sobre todo, al estallido de Cali.

 

La comparación entre un semestre pésimo y otro normal informa que, en conjunto, el crecimiento es negativo. A finales de junio, la economía no había superado el nivel de actividad mostrado dos años antes. Para el final del 2021, algunas entidades financieras proyectan un crecimiento del 7,5 %, así que, a duras penas, nos devolvemos al nivel de actividad que tenía la economía en diciembre del 2019. El alto nivel de desempleo, del 14,4 % en junio, confirma la persistente fragilidad de la economía.

 

El crecimiento del valor agregado del primer semestre del 2021 frente a su similar del 2020 da 8,6 %. Comparando los dos periodos, la minería se contrae el 5 %; la construcción crece 3,6 %; la agricultura 3,8 % y el comercio se expande el 16 %. La producción de petróleo decayó el 10 %, pero la industria se expandió un saludable 18 %, aunque hubo decrecimiento del -5,3 %, entre el primer y el segundo trimestre del 2021. Muchos de los problemas surgieron por el cierre parcial de la economía que dieron al traste con el año escolar y crearon problemas de logística para hacer llegar la producción a los mercados. Una vez superados los obstáculos, se dio el rebote observado.

 

El sector público aumentó su valor agregado el 6,4 %, que fue insuficiente frente a las necesidades. La carencia fue reflejo de haber devuelto preciosos recursos con la reforma tributaria del 2019, que obligó al Gobierno a endeudarse de manera exponencial para enfrentar los gastos más apremiantes en salud. Se necesita otra reforma tributaria para pagar los platos rotos.

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