Seleccionar magistradas y magistrados
Carolina Villadiego Burbano
Líder del equipo de América Latina
Comisión Internacional de Juristas
La selección de las altas autoridades judiciales es esencial para el Estado de derecho y la democracia. Los jueces en general, y las altas cortes en particular, cumplen funciones cruciales para controlar los actos de carácter autoritario de los gobiernos, evaluar si las reformas promulgadas por el Congreso cumplen la Constitución, proteger los derechos de las personas y garantizar las elecciones libres y equitativas.
Por eso es crucial analizar, monitorear y conocer cómo se seleccionan las altas autoridades judiciales de un país, qué riesgos tiene el sistema de selección adoptado en un contexto específico y qué problemas prácticos se han identificado para escoger jueces idóneos, íntegros, competentes, diversos y con adecuadas calificaciones jurídicas.
Ningún sistema de selección es perfecto, pero hay algunos en los que, de entrada, el diseño normativo genera serios problemas para garantizar la independencia y la imparcialidad judicial. Estos son, por ejemplo, los que tienen una altísima influencia política, en especial en países donde los políticos han tendido a cooptarse al Estado para favorecer sus intereses personales. En América Latina, desafortunadamente, estos casos abundan. Un ejemplo reciente es el nombramiento de la ministra Lenia Batres, en México, aliada del presidente López Obrador y quien fue designada por este, luego de que el Senado no seleccionara al ministro(a) de una segunda terna enviada por el mismo presidente.
Ahora bien, en ocasiones, el diseño normativo puede ser, en principio, bueno, pero su implementación práctica puede deteriorar la independencia y la imparcialidad judicial, si no se ponen salvaguardas de transparencia y rendición de cuentas. Por ejemplo, en Colombia, la selección de magistrados del Consejo Superior de la Judicatura la hacen la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y la Corte Constitucional, y el Consejo Superior de la Judicatura, a su vez, preselecciona a los(as) candidatos(as) a ocupar los cargos en la Corte Suprema y el Consejo de Estado. Este mecanismo es interno en la Rama Judicial, pero lamentablemente ha sido opaco, pues no se han conocido los criterios específicos del Consejo Superior para adoptar las listas de preseleccionados después de las convocatorias públicas ni los de las propias cortes para elegir de la lista enviada por el Consejo. Pero, además, este mecanismo facilitó la corrupción judicial a través del intercambio indebido de favores en uno de los casos conocidos como “yo te elijo, tú me eliges”.
En todos los países en los que los sectores políticos no quieren cortes independientes, en particular cuando lo que quieren es tener cortes a su medida, es necesario diseñar e implementar sistemas de selección de altas autoridades judiciales que permitan tener, al máximo posible, jueces independientes e imparciales.
Y aunque no hay método de selección perfecto, sí se puede reflexionar sobre el contexto político de cada país para diseñar e implementar mecanismos que eviten, en el mayor grado posible, la politización y la cooptación. Además, se pueden colocar varias salvaguardas, como combinar métodos de selección de las altas autoridades judiciales cuando el país tiene varias cortes, evitar renovaciones en bloque de todos los miembros de un mismo tribunal, establecer periodos largos de los(as) magistrados(as) para que no coincidan con los de los congresistas y presidentes, y regular la obligación de que el órgano encargado de seleccionar explique detalladamente los criterios que tuvo en cuenta para la selección.
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