16 de Agosto de 2024 /
Actualizado hace 11 horas | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Impreso

Gregorio Rodríguez Vásquez

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Juan Manuel Charry Urueña

Abogado constitucionalista. Presidente del Instituto Libertad y Progreso

jcharry@charrymosquera.com.co; @jmcharry

Tuve la suerte de conocer a Gregorio Rodríguez Vásquez a partir de los últimos años de la década de los ochenta, en las reuniones de profesores de derecho constitucional de las distintas universidades de la capital, propiciadas en aquel entonces por Luis Carlos Sáchica.

Eran tiempos difíciles, el narcotráfico libraba una lucha frontal contra el Estado, las acciones terroristas cotidianas intimidaban seriamente a la sociedad, mientras que la extradición era una de las armas más poderosas del Gobierno contra los señores de la droga. Por esos años, se empezó a ventilar la idea de convocar una asamblea nacional constituyente.

La coyuntura que se vivía exigía profundas reflexiones políticas y constitucionales, donde el grupo de profesores se exigía a fondo; allí Gregorio Rodríguez participó activamente, siempre con ideas claras, definidas y sin ambages. Su posición quedó plasmada en la publicación colectiva Constitucionalistas ante la Constituyente, en la cual analizó los puntos propuestos por el Gobierno Nacional en el Decreto 1926 de 1990, pidió considerar la posibilidad de establecer la pena de muerte para delitos atroces y diagnosticó con precisión y anticipación que “lo más grave que le ocurre a Colombia es la corrupción administrativa”.

Lo reencontré muchos años más tarde, con la lucidez y la sabiduría propia de los años, cerraba su ciclo académico, después de merecidos reconocimientos, con la elaboración de una obra enciclopédica que comprendía las experiencias y los estudios de todos esos años, el análisis de la Constitución de 1991, desde un enfoque sociológico, abordando artículo por artículo, con críticas francas y firmes. Tuvo a bien distinguirme con la solicitud de que hiciera el prólogo para tan importante obra, solicitud que no cumplí y para la que no valen las excusas. Sobrevino su lamentable muerte, sin embargo, su esposa e hijos se empeñaron en publicar el trabajo en dos voluminosos tomos, para beneficio de los estudiosos de estos temas, de abogados y de estudiantes.

Ahora tengo la oportunidad de recomendar la publicación, con la seguridad de que quienes la consulten encontrarán información valiosa para el entendimiento de la Constitución, así como reflexiones certeras para la comprensión de nuestra realidad. Gregorio Rodríguez señala, con claridad y contundencia, que la Norma Fundamental no es un engendro de la clase dominante, porque la Carta fue redactada por delegados elegidos por el pueblo de un amplio espectro de revolucionarios, liberales, conservadores y otros.

El autor se sirve del “modelo sala”, diseñado por Fred W. Riggs, el padre del modelo ecológico y comparativo, útil para penetrar en realidades del mundo en desarrollo, como las realidades colombianas. Aspira a que el acopio de información normativa, histórica, noticiosa y de diversa índole, tomada principalmente de los periódicos, constituya el elemento fáctico del enfoque sociológico. Estudia cómo el ambiente influye la legislación de país y su funcionamiento. El modelo usa la diferencia entre países desarrollados y subdesarrollados, su heterogeneidad, el formalismo y superposición de estructuras diversas. Además, el modelo considera la clandestinidad, el polinormativismo, el polifuncionalismo, el policomunalismo y submodelos como la economía tipo bazar-cantina.

Las citas de doctrinantes constitucionales son escasas, se prefieren las fuentes normativas y noticiosas, así como los comentarios del autor. Se aborda el Acuerdo Final con las Farc, sus desarrollos constitucionales con las necesarias anotaciones del tratadista.

No debo dejar de mencionar las notas sobre historia constitucional reciente, consignadas a manera de introducción, que resumen magistralmente los principales acontecimientos desde 1950 hasta los años presentes.

Quiero manifestar mis condolencias a la esposa, hijos, familiares y allegados de Gregorio Rodríguez Vásquez, exaltar su memoria, sus logros y su conducta de hombre ejemplar, íntegro y franco, que con su disciplina contribuyó hasta el final de sus días al estudio del derecho constitucional colombiano.

Agradeceré comentarios: jcharry@charrymosquera.com.co

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